Dispositivo cerrará sus puertas a fin de mes:
- Celebraron un cóctel dieciochero, calentando motores para las Fiestas Patrias.-
Durante la jornada de este lunes, y como una forma de visibilizar el trabajo en el albergue municipal, recinto ubicado en calle Salinas a pasos de San Martin, y que busca brindar un apoyo durante todo el invierno a las personas en situación de calle de nuestra comuna, se llevó a cabo una actividad puertas abiertas a la comunidad.
Diario El Trabajo fue invitado a esta actividad, y al ingresar estaban los distintos usuarios de este dispositivo y trabajadores participando de un cóctel diociochero, calentando motores para lo que serán las celebraciones de Fiestas Patrias en todo Chile.
Sobre esta iniciativa, conversamos con Carolina Alejandra Lobos Ahumada, monitora del albergue municipal, quien contó que «hicimos un ‘puertas abiertas’ para mostrarle a la comunidad y contarles de qué se trata el trabajo de albergue, porque si bien es cierto, trabajamos con personas en situación de calle, están muy estigmatizadas, y estamos tratando de darle otra visión de cómo se comportan ellos dentro del dispositivo. Las cosas, actividades y cómo se sienten ellos acá adentro también, el cariño que reciben, se sienten tranquilos, acogidos, resguardados, además de pasar un invierno con bajas temperaturas, de las lluvias, también reciben una parte emocional muy importante por parte de todos los monitores que trabajamos acá», enfatizó.
– ¿Cómo ha funcionado todo durante este año?
– Igual siempre hay problemas, creo que este año se han reflejado más porque estamos céntricos, siempre el albergue está como fuera de las cuatro alamedas, entonces no es visible. Este año, al estar dentro del damero central se hace un poco más visible ciertos problemas que se mantienen con algunos usuarios que, finalmente, cuando cometen algún error son sacados del dispositivo, porque la idea es mantener una buena convivencia, independientemente de los roces que tenemos. Como en todas las familias, porque no hay ni una sin ningún problema o sin ninguna discusión.
– ¿Cómo ha sido la experiencia para ustedes?
– Es llenadora y gratificante trabajar con ellos, porque uno aprende muchas cosas; o sea, todos los días aprendemos cosas nuevas, pero involucrarnos con ellos su experiencias de vida, que son bastante difíciles y crueles muchas veces. También a uno lo enriquece, independiente del cariño que uno les puede entregar a ellos y de que uno los trata de visibilizar ante la sociedad, porque finalmente nosotros pasamos por el lado de ellos y no los miramos. En este espacio se visibilizan a todos y uno conoce historias que son tremendamente desgarradoras.
A pesar de lo reconfortante que puede llegar a ser ver el crecimiento de los usuarios durante los meses de albergue, la monitora lamentó que el dispositivo sea solo de invierno y finalice su temporada a finales de este mes. «Siempre ha habido una idea de poder extenderlo, tal vez no 24/7, sino que solamente de noche, pero eso sigue ahí en ‘veremos’. La idea sería que pudiera funcionar así, pero todavía hay que seguir proyectando y viendo a futuro cómo van funcionando las cosas», indicó.
– ¿Qué pasa con las personas cuando se cierra el albergue, comienzan a deambular por las calles?
– Sí, lamentablemente estas dos últimas semanas, emocionalmente es un poco caótico para ellos, porque tienen que pensar que van a volver a la calle, dónde van a estar. Lamentablemente tenemos mujeres, para ellas es mucho más difícil, porque están más expuestas a que les pase algo, eso las descompensa un poco y no tenemos cómo poder solucionar ese tema… lamentablemente. También es una pena para nosotros tener que volver a hacerlos que se vayan a la calle.
Conversamos con dos usuarios; el primero es Catemu, quien ha vivido desde muy pequeño en la calle, debido a que su madre lo abandonó cuando solo era un recién nacido. Señaló que la experiencia ha sido un agrado, «ojalá no se termine nunca, estoy agradecido de las tías. Lo he pasado bien, agradecido de este local», indicó.
El otro usuario es de Los Andes, y quiso, a través de Diario El Trabajo, agradecer al dispositivo. «Esta es mi familia, no tengo, pero ahora son las personas que están aquí. Agradecerles de corazón, porque yo estaba esperando un trasplante de hígado, ochos meses en situación calle, se me acogió aquí, me hicieron convivir y el agradecimiento a los paramédicos, las tías, monitoras, la gente que está a cargo por la municipalidad. Mucho que agradecer y en nombre de nuestro Jesucristo, que es lo principal que nos tiene unidos», consignó.
El albergue municipal ha funcionado toda la temporada de invierno con un cupo de 40 personas, disponibilidad que para este 2025 aumentó, puesto que también se aperturó el albergue de emergencia de la misma dirección.
