Luis Sebastián Pollero es argentino, tiene 47 años de edad, soltero toda su vida y ha recorrido Sudamérica en bicicleta acompañado de sus cinco perros, los cuales según él, lo adoptaron.
Este martes, un lector nos informó de su presencia en San Felipe, específicamente en Avenida Yungay, y quisimos conocer su historia, la cual dejamos a continuación.
– ¿Cuéntanos tu historia, cómo parte?
– Partí hace 11, 12 años más o menos de la ciudad de La Plata, Buenos Aires; salí a viajar, ‘mochilear’ con una mochilita y una frazada. Hago malabares en los semáforos y bueno, después el viaje se fue dando de otra manera que llegué a Medellín, Colombia, y de ahí salí para acá en bicicleta. Hice todo Colombia, la costa de Ecuador, del Perú, todo el largo de Chile, visité Argentina, volví para Chile; llevó tres años acá, y de acá me voy para Argentina de nuevo.
– Pero tú lo haces acompañado de cinco perros
– Ahora son cinco, antes eran siete y los llego a tener por circunstancias. Por ejemplo, empecemos por la ‘Rubia Mochilera’ que se me murió hace un año, pero para mí es poquito. A ella la encontré a 120 kilómetros dentro del desierto de Tarapacá; o sea, yendo de Arica para Iquique, a donde no hay nada y ahí la dejaron botada para que se muera; bueno, me quedé con ella. Después, me fui para el sur de Chile, me pasé para Argentina y allá me encontré aquella, a la ‘Chimotrufia’ (colores negro y blanco) que estaba toda chascona; la encontré con 25 días adentro de un tacho con basura. Son circunstancias, hicimos un apego y ya está. Luego, el ‘Carnaza’; ese se apegó a mí, él me adoptó a mí también en Argentina. Cuando pasamos de nuevo para Chile encontré a la ‘Vicky’ y la ‘Vero’ en Victoria, Temuco; eran chiquititas, tenían un mes de edad y también las adopté, nadie las quería porque eran perras y bueno son hijas de perras. La última es la ‘Pupy’, tiene 12 años y es de Concón.
– ¿Cómo ha sido toda esta experiencia?
– Bien, bien bacán, bacán obviamente como en todos los países, más allá de la economía. No importa, porque yo hago malabares, vivo el día a día, a mí no me afecta en nada. El tema es que sí uno tiene experiencias buenas, conoce gente buena, bacán, que me han ayudado harto. Por ejemplo, en Viña a cambiar la bicicleta, esta no es con la que venía de Colombia, una bici que me costó casi un ‘palo’ (un millón de pesos) y me la regalaron; obviamente uno agradecido. Siempre hay gente buena, nunca falta la mala, pero igual a la mala la esquivo, la ignoro, me alejo; si me arrinconan, me toca defenderme.
– ¿Ellos, los perritos te defienden?
– No, ahora por ejemplo vos y yo empezamos a ‘trompear’ (sic), a pelear, ellos miran como diciendo ‘están jugando’. Eso, cuando armo la carpa estas dos duermen adentro del carro que junto con la bici, les pongo un cobertor y duermen adentro; persona que se acerque a la carpa, ellas salen y ladran, y si no te comen te van a morder, ahí sí.
– Hoy martes estás en San Felipe ¿mañana?
– Hoy no sé, capaz que me quede acá dos, tres días y después para Los Andes, ahí ya tengo que tramitar todo el tema de los papeles de los perros, sus vacunas que les faltan para ponérselas al día, porque cuando uno pasa la frontera tiene que tenerlas; como la antirrábica, certificado del SAG, para que ellos puedan pasar y tienen un lapso de diez días. Entonces, cuando ya estoy listo para irme a la frontera, hago todo.
De todas maneras, Pollero recomienda vivir esta experiencia, porque tiene sus sabores y sinsabores. «Es como todo en la vida, hay cosas buenas y malas, por ejemplo, vos podés trabajar 15 años para tener un motorhome, una cuenta de ahorro y viajar por toda América por decir un lugar, pero ¿cuál fue el sacrificio? 15 años trabajando, sacándote la chucha (sic) para que vos tengas tu motorhome y tu platita. Bueno, yo no tengo motorhome, tengo ‘bicihome’, no tengo cuenta bancaria, no tengo dinero, vivo el día a día; es más, ahora creo que tengo mil pesos. Pero, ¿cuál es el sacrificio del día a día? Es el pedalear, estoy cargando casi 200 kilos; ir al semáforo, hacerme la moneda, que pueden ser 5 mil pesos como un día hacer 20 mil, va a depender.
No todos los días son iguales, mucho más a fin de mes, que está más complicado todavía, pero ahí está el sacrificio, buscar un lugar donde acampar, que sea tranquilo, que no te roben y tampoco te vengan a molestar los municipales o la policía; te echan, porque por ejemplo, anoche (lunes) llegué acá y acampé afuera en la ruta, afuera donde hay un colegio; llegué y me cayeron dos patrullas municipales, que no se puede acampar ahí. Imagínate, llega la noche y uno quiere dormir, creo que dormir no es un crimen; bueno, ese es el tema que uno tiene que lidiar.
– ¿Cuál es la importancia que le das a la compañía de tus perros?
– ¿La importancia? Ellos son mi vida; ellos son mi vida. Yo estoy acá gracias a ellos, si no los tuviera no estaría acá, ya me hubiera ido hace rato.
Para conocer más de su historia, sus viajes y el canal oficial para quien desee aportarle en sus travesías, pueden contactarlo en su Instagram @cach.irub322.


