- Por segunda vez intentan robar local comercial en población Orolonco de San Felipe.-
La madrugada del pasado sábado 5 de octubre, un local comercial de alimentos para mascotas ubicado en la población Orolonco de San Felipe, sufrió por segunda vez un intento de robo.
En ediciones pasadas, Diario El Trabajo publicó el primer hurto no consumado a la tienda, y desde aquel entonces han pasado solo dos meses de que Ingrid Cordero y su familia se vieron afectados.
Sobre los hechos ocurridos, Ingrid nos contó que «eran dos sujetos, sentimos ruido y se activó la alarma y en ese momento yo activé la alarma comunitaria».
Respecto a los daños a la propiedad, los delincuentes rompieron el cielo de la vivienda para efectuar el robo, sin lograr resultados positivos debido al rápido actuar de la mujer.
«Todo fue muy rápido, yo alcancé a verlos por la cámara y en ese momento que se ven, yo me levanté y prendí la luz de afuera y se activó en ese momento la alarma. Intentaron llevarse la tele y quedó ahí colgando», indicó Cordero.
El tránsito de delincuentes se ha hecho frecuente en el sector. Los vecinos, organizados, aquella madrugada prestaron ayuda a la propietaria. «Le agradezco mucho a los vecinos que aparecieron en ese mismo momento con palos y fierros para ayudarme», mencionó Ingrid.
La hermana de la afectada, Verónica, nos expresó su preocupación y molestia ante los constantes hechos delictuales. «Es una cosa que ya no tiene nombre, es algo tan cansador; la casa parece una cárcel con tanto fierro, alambre, y es lo único que se habla; escuchaste anoche, viste las cámaras, yo vi un tipo; y son puros cabros jóvenes, de contextura delgada, bajitos, es una cosa que ya no tiene nombre.
«Es que ya no hallamos a quién acudir para que la ayuden, porque la policía, dentro de lo que ellos pueden, pero no es suficiente para combatir a aquellos delincuentes. Uno tiene que cambiar el estilo de vida por estos delincuentes; dónde están las autoridades, parece que viviéramos desolados, donde nosotros como sociedad no tenemos protección alguna; es como que ellos están ganando».
La familia afectada, que reside en el sector hace aproximadamente 36 años, ha llegado al punto de realizar rondas nocturnas para ver las cámaras y advertir tales sucesos.