Sara Olguín, curandera, componedora y cultora del Valle del Aconcagua:
Un tesoro humano vivo se encuentra en el sector de Rinconada de Silva de la comuna de Putaendo. Estamos hablando de Sara Angélica Olguín de 69 años de edad, una mujer empoderada, sabia y con múltiples oficios, entre ellos componedora de huesos, yerbatera, partera, curandera, poeta popular y cantora.
Con una infancia difícil, la cultora llegó pequeña y muy enferma a Chile a través de un barco. Al estar hospitalizada por bastante tiempo y ver el grave estado en el que se encontraba, los médicos la desahuciaron. Residiendo en Valparaíso, su padre la llevó a Putaendo donde su tía abuela, quien era curandera, con ella se crió y pudo recuperarse.
Para Olguín, sanar a las personas es una cualidad que proviene de generaciones. «Yo aprendí con mi tía abuela, ella era muy sabia, sabía muchas cosas y siempre éramos conocidas acá, siempre la buscaban para los partos. En cuanto llegó mi madre también ella aprendió, había estudiado medicina, ella era enfermera de profesión, entonces también aplicó sus conocimientos y los sumó», indicó.
Sus primeros conocimientos sobre hierbas los obtuvo desde niña, cuando con su pariente asistían a misa los días domingos en Putaendo y se trasladaban recorriendo los cerros. En los potreros su tía le enseñaba los nombres de cada planta que encontraban, así como también para qué servían.
Respecto a su primer trabajo con un parto a los 9 años de edad, la curandera nos mencionó que «mi tía era la partera del lugar, ella era la yerbatera de acá, yo partía detrás de ella. A veces me escondía en la carreta porque antes no había luz por las calles, entonces un día lloviendo yo me senté arrolladita con una manta que me habían hecho y me escondí como un bultito al fondo de la carreta. Cuando llegamos allá mi tía se dio cuenta; y fue a atender un parto y eran dos partos. Yo tenía 9 años, mi tía se dio cuenta cuando llegué allá y me dijo: ‘bueno, me vas a servir para que me vayas pasando los paños calientes para el vientre de la madre’.
«Entonces la hija con la impresión de ver parir a la madre que ya tenía experiencia; mi tía se encargó de la niña; y como yo maniobraba; se daba cuenta por el movimiento del vientre de la mujer, también se daba cuenta cuando ya iba a venir la guagua y me daba la instrucción. Yo siempre fui curiosa cuando mi tía estaba haciendo algo, yo le decía: tía, puedo ver».
Dentro de otras primeras experiencias que tuvo, se encuentran las composturas sencillas de muñecas y tobillos en las celebridades del 18 de septiembre, cuando los huasos se lesionaban en el rodeo o personas tenían conflictos.
Olguín se dedica a varias labores. Todo lo que sabe lo ha aprendido en base a práctica y experiencias. Sobre ello nos explicó cómo trabaja y en parte a lo que se dedica. «Yo soy curandera y el hecho de ser curandera comprende muchísimas cosas, también soy componedora de huesos, trabajo con las puras yemas y con puras hierbas, por ejemplo, hago tratamiento con hierba a la gente para todas las dolencias que tiene, también hago terapias con las personas, saco a las personas del vicio, tengo varias personas que podrían dar tesis. También he rescatado mujeres del Femicidio».
En cuanto a su vínculo con la Madre Tierra nos comentó que «yo de chica me enterraba, yo decía que yo era planta y era la conexión con la tierra. Yo creo que fue desde siempre, siempre tuve esa conexión».
Sobre su don, señaló «yo pensaba que todo el mundo sabía hacer esto, que tenían este don. Yo veía cosas y de repente le decía a mi mamá, mamá esto. Mi mamá, cállate, niña, porque te van a tomar por bruja y te van a quemar, entonces durante mucho tiempo yo lo tuve guardado, invisibilizado por la gente.
«He hecho otras cosas, de comerciante, trabajé cuidando niños en Santiago y San Felipe, varias otras, pero mi esencia, yo sentía que era eso, que yo quería sanar a las personas, y creo que como la naturaleza es tan sabia, con los años creo que también se han ido acentuando o ir entendiendo ciertas cosas, ciertos poderes que siempre los he tenido, pero que no los sabía manejar».
La yerbatera también es escritora, incursiona en el verso – cuento y posee siete publicaciones que redacta bajo el nombre de ‘Paula Godoy’. Algunas de las obras son de creación personal y otras antologías, por ejemplo: Recetas Ancestrales del Valle del Aconcagua, Andando la Vida en Décimas, Putraintú, y otras.
Actualmente se encuentra escribiendo una novela y su última creación fue ‘Alerta Aconcagua’, una antología por la defensa de la tierra y el agua.
La mujer es una fiel protectora de la Tierra. Sobre su participación en impedir el ingreso de la minera Nutrex al Parque Andino Juncal, nos mencionó que «estuve dos semanas en la defensa del Juncal. Fuimos cuatro cabros jóvenes entre los 20 y los 25 años y cuatro mujeres, más una vieja que soy yo, y no dejamos pasar a los de la minera. Subimos el día lunes, la niña me venía a buscar todos los días aquí a las 04:30, llegábamos a las 06:00 a hacer la resistencia, así que ahora todo el mundo se ha subido al tren de la victoria, pero la resistencia la hicieron cuatro cabros jóvenes, cuatro chiquillas jóvenes y esta vieja que habla».
Por otro lado, el año pasado, Sara postuló al reconocimiento Tesoro Humano Vivo Nacional, el cual no ganó, sin embargo, tuvo la identificación local por parte de la Municipalidad de Putaendo.
En relación a proyectos audiovisuales, Olguín formó parte del documental ‘Defensoras de la Tierra’ grabado en pandemia y estrenado este 22 de abril.
Finalmente, cabe decir que la abuela Sara ha recorrido Chile y el extranjero atendiendo a personas con dolencias. Asimismo, ha estado ayudando con su servicio y apoyo moral a los damnificados por el mega incendio de la región de Valparaíso.