- Sanfelipeña que actualmente reside en Chiloé, acusa que sus inquilinos mantienen deuda de más de un millón de pesos y que la vivienda se encuentra deteriorada.-
Una compleja situación atraviesa Luisa Acuña, sanfelipeña que actualmente por motivos de trabajo reside en la Isla Grande de Chiloé, quien relató a Diario El Trabajo que los arrendatarios de su vivienda en la Población Hacienda de Quilpué de nuestra comuna, llevan cuatro meses sin cancelar el arriendo.
La afectada explicó que en marzo y abril recibió los pagos correspondientes, pero desde mayo la historia cambió. «Me pagaron marzo, me pagaron abril, mayo me pagaron la mitad y ya me dejaron de responder las llamadas, los WhatsApp. No hay por dónde encontrarlos», señaló.
Acuña exhibió el contrato firmado en marzo de este año, donde se establece un pago mensual de 300 mil pesos. Indicó que inicialmente se arrendó a una persona, pero con el tiempo habrían ingresado más integrantes de su familia a vivir en la propiedad. Según Acuña, actualmente serían al menos seis personas las que habitan la casa. «En realidad eran tres, cuatro personas que iban a vivir en esa casa. Pero ahora son como seis», aseguró.
La arrendadora precisó que la deuda ya supera el millón de pesos, a lo que se agregan las cuentas de servicios básicos. «No me han pagado ningún mes de luz ni de agua. Todo me va a rebotar a mí, porque yo soy la dueña», explicó.
Otro hecho que preocupa, según relató, es el deterioro de la vivienda y el uso de algunos enseres que ella dejó en el inmueble. «Uno de mis conocidos fue a retirar mis camas y no pudo, porque había gente acostada en ellas. Yo nunca autoricé eso», relató.
Desde Chiloé, donde se gana la vida como cuidadora de adultos mayores y realizando pequeños trabajos, asegura que le es imposible viajar hasta la Región de Valparaíso para gestionar legalmente la situación. «Tengo que ir a San Felipe para hacer el trámite, pero el pasaje sale 120 mil pesos ida y vuelta y no tengo dónde quedarme», dijo.
Más allá de las pérdidas económicas, la afectada reconoce que esta experiencia le ha golpeado emocionalmente. «Estoy con depresión, con pastillas para dormir. Tengo miedo de que me revienten la casa, porque no es gente honrada», expresó.
La mujer recalcó que la vivienda ubicada en la Población Hacienda de Quilpué no es solo un bien material, sino también un lugar cargado de recuerdos familiares. «Yo crié a mis seis hijos en esa casa, verla deteriorada me parte el alma. Mi hija me dijo ‘mamá, me dio lástima ver nuestra casa así’», contó.
Por ahora, Acuña no ha podido iniciar acciones legales debido a las dificultades económicas y logísticas que le impiden viajar. Mientras tanto, sigue esperando recuperar su vivienda y poner fin a una situación que califica como injusta y dolorosa.
