Dueño de peluquería ‘René’ repasa cómo cortar el pelo era una novedad en sus tiempos

Historias en El Trabajo:

  • Hoy en día sigue con más vitalidad que nunca, incluso, caminando cerca de 2.000 kilómetros por el sur de Chile.-

René Socias Lazo tiene 83 años de edad, es oriundo de Santiago, pero hace 47 años que llegó de Buenos Aires a San Felipe. En el  año 77 para ser más específicos, instalándose con una peluquería en nuestra ciudad, pero además, conociendo muy bien los oficios de tornero y matricero.

Cuenta que su primera peluquería, de nombre ‘René’, la tuvo ubicada en calle Prat a un costado del antiguo local ‘Alondra’. Posteriormente, se situó al frente, donde actualmente se ubica una notaría. Más adelante en el tiempo, se trasladó al Edificio Prat por 10 años y finalmente, su local llegó a parar en Avenida Chacabuco, en la casa de Proetto. «Últimamente hago trabajos esporádicos de peluquería, voy a domicilio», señaló.

La instalación de su peluquería por esos años fue una verdadera novedad, tenía muchos clientes, «porque en esa época trabajaba por hora, atendiendo en promedio 25 a 30 personas por día, y todos los días hasta el domingo. Como era novedad, atendía a hombres y mujeres; hasta hoy sigo atendiendo hombres y mujeres. Después, con el tiempo uno crece, las cosas son diferentes, aparecen más negocios, pero siempre tuve muy buena llegada con las personas», expresó.

Aseguró que la peluquería toda la vida se llamó ‘René’ y que siempre tuvo muy buenos clientes, sobretodo colonias extranjeras. «Y con quien converse, de la colectividad árabe, después con la Italiana y mucha argentina. Los árabes antiguos que llegaron en esa época, ya no queda ninguno, solo los hijos y nietos, pero en realidad, el grueso de mis clientes fue toda la comunidad árabe y la italiana».

«Atendí a los hijos, que en ese tiempo estaban en el Instituto en aquella época, después por circunstancias del trabajo, crecieron, se fueron a las universidades a Santiago, unos los pierde, luego con el tiempo los ve, se presentan con hijos y uno va adquiriendo riqueza en ese aspecto, en cuanto a las personas y de lo que significa San Felipe en el Valle de Aconcagua, porque no solo atendí personas de acá, sino que también de Los Andes, Llay Llay, Catemu, Putaendo; todo el valle. Para mí, la verdad que fue algo enriquecedor, porque por el hecho de estar en contacto con las personas, hace que uno tenga una mejor experiencia de vida», comentó.

Según como señaló, actualmente aún corta el pelo a domicilio, atendiendo a unos 20 clientes.

Además de peluquero, hoy en día tiene otro hobby, que podríamos calificar como de ‘patiperro’. Esto, porque vivió muchos años en un fundo ovejero ubicado en Agua Amarilla, en el norte lado de Los Vilos, cuando en esa época se estaba recién construyendo la carretera panamericana. «La vi construir por allá por el año 46, 47, cuando se dice que se empezó a construir en el 51. Yo he visto la historia y esa es la falacia más grande, porque yo viví en el fundo cuando llegaban las maquinarias a construir y fue por el año 47. Nosotros como cabros chicos nos subíamos arriba de las máquinas», repasó.

Nace la idea de caminar por el sur

«De ahí nació todo aquello de caminar, y como le digo, cuando cumplí 80 años me fui en avión hasta Balmaceda y de ahí empecé a caminar hasta Coyhaique (55 kilómetros), y de ahí hasta llegar –caminando- a Cochrane. Después, volví hacia acá, llegué a Coyhaique, luego recorrí todo el sur, pasando por Puyuhuapi, La Junta, Santa Lucía, Palena, Futaleufú y terminando en Chaitén, así es que más o menos yo calculo que caminé unos 2.000 kilómetros, más menos en tres meses, porque uno va para otros lados».

De su vida personal nos cuenta que es viudo y separado, tiene cuatro hijos; tres varones y una mujer, de los cuales ya fallecieron dos. Por otro lado, a pesar de los viajes y la experiencia, aún es arraigado de San Felipe, viviendo en estos momentos en la Villa Las Acacias.

En una reflexión final de todo lo que ha sido su vida, precisó que a la edad que tiene «creo que esto puede ser ADN; a ver, la caminata por Chile me enseñó una cosa que es importante, el hecho de conocer personas, de poder interactuar con ellas, no es lo mismo cuando usted viaja en un avión o auto, porque va recorriendo los caminos, se reencuentra con gente, le dan el apoyo que jamás uno piensa. Digamos de otra manera, conocí Chile y la verdadera esencia de la gente, y para mí, eso me dejó la enseñanza de ser una persona mejor».

Posando junto a Plaza del Pionero en Coyhaique.
Posando junto a Plaza del Pionero en Coyhaique.
René Socias Lazo, en una selfie junto a un río en el sur.
René Socias Lazo, en una selfie junto a un río en el sur.
Junto a los tantos amigos que se encontró en su camino.
Junto a los tantos amigos que se encontró en su camino.
René Socias Lazo, junto a fiel compañero, su carrito, llegando a un hospedaje.
René Socias Lazo, junto a fiel compañero, su carrito, llegando a un hospedaje.
René Sobre uno de los tantos puentes en el sur.
René Sobre uno de los tantos puentes en el sur.
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