Los descensos de la Unión Española y Deportes Iquique, sumado a la permanencia de Cobreloa, hacen suponer que la temporada 2026 de la Primera División B será una de más exigentes de las últimas décadas. Tal vez, de toda su historia.
Si a esos tres equipos agregamos a otros de enorme poder económico e historia como lo son: Rangers de Talca, Deportes Temuco, Santiago Wanderers y Deportes Antofagasta, solo viene a confirmar dicha premisa, quedando muy claro que a clubes de menos peso en sus arcas y mucho menos convocatoria en sus gradas, solo les quedará apostar a convertirse en sorpresa si quieren optar a uno de los dos ascensos a la serie máxima del fútbol nacional.
Ese es el caso de Unión San Felipe. No se trata que esta crónica sea pesimista, pero a veces es bueno ver la realidad. Competir de igual a igual contra planteles de mucha jerarquía no será sencillo, y es por lo mismo que el Uní Uní deberá conformar con lupa su nuevo plantel, porque esta vez no habrá margen para equivocarse, al ser los recursos muy limitados si se tiene en vista la millonaria reducción presupuestaria a la que deberá someterse. El descuento de la cuota que habrá que pagar a la tv, más el costo que significa sostener en buen pie el fútbol femenino y las series cadetes, provocarán que la sangría se empine muy por arriba de los $200.000.000 (doscientos millones de pesos). Una verdadera fortuna para una institución de las características de Unión San Felipe, que no convoca más de mil espectadores al estadio cuando es local, y que en la práctica casi no tiene auspicios.
Con poco los albirrojos deberán apelar a los momentos más grandes de su historia, en la cual se escribieron páginas gloriosas cuando incluso sus hinchas más fanáticos cruzaban los dedos para evitar una debacle. Esa será la fórmula para el próximo año darle pelea a: Deportes Copiapó, San Marcos de Arica, Deportes Antofagasta, Rangers, Santiago Wanderers, San Luis, Magallanes, Deportes Recoleta, Deportes Temuco, Curicó Unido, Santa Cruz, Unión Española, Deportes Iquique, Puerto Montt y Cobreloa.






