Domingo, Agosto 3, 2025
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Exdirigente social se siente en el suelo tras duro estado de salud producto de una diabetes

  • Ayudó a muchas personas y también recibió a autoridades cuando eran candidatos.-

María Isabel Otárola Segovia es una vecina que llegó a ser presidenta de la Junta de Vecinos de Nueva Algarrobal, ayunando a diferentes personas, recibiendo a muchas autoridades cuando eran candidatos y lamentablemente, hoy en día se siente en el suelo, porque está prácticamente ciega y en silla de ruedas producto de una diabetes que le afecta. La mujer vive de lo que dan sus hijos y algunos vecinos, pero sigue pensando que si estuviera al 100%, volvería a hacer labor social.

Diario El Trabajo conoció esta historia y quiso conocer más del duro momento que atraviesa la exdirigente.

Señora Isabel, usted ha sido dirigente social harto tiempo. Cuéntenos un poquito su historia

– Bueno, yo fui dirigente muchos años acá en la Nueva Algarrobal donde llegué acá el 2012. Primero empecé a trabajar por ahí con personas conocidas de esos años, que era un alcalde antiguo, y de ahí comencé, porque gusto ayudar a las personas debido a que mi situación era diferente, no la de ahora y me gustó ir a todos lados, andar ayudando, hacer obras sociales. De hecho, me hice conocida y salí presidenta por muchos años, porque volvimos a retomar y volvimos a salir presidenta. Hace dos, tres años atrás no quise seguir porque mi vista no me acompaña ya, no puedo servir ni para firmar, para nada… y decidí dejar mi cargo a un lado.

Pero durante ese tiempo de dirigente usted fue muy conocida, hizo harta gestión. Se ha escuchado que políticos la visitaban cuando eran candidatos, ¿cómo fue eso?

– Sí, es que no quiero nombrar gente, pero en general yo empecé en esos tiempos de Jaime Amar, de ahí me vienen todas las autoridades que han estado de alcaldes (…) También estuve por muchos años en Prodemu, después por el municipio trabajando con Alicia Nicloux, José Madrid, con mucha gente que no quiero nombrar porque voy a dejar muchos afuera, pero desgraciadamente van a ser ocho años que empecé a perder mi vista, y como no me llaman para operarme todas esas cosas… Empecé siendo diabética, inyectándome y dejé de ser, pero por mí, teniendo la vista buena, soy dirigente ‘aquí y en la quebrá del ají’, porque me conoce mucha gente, y donde vaya golpeo una puerta y hoy no puedo porque me tienen que andar trayendo de allá para acá; de hecho, me consiguieron una silla de ruedas que no es mía.

Señora Isabel, ¿ya la diabetes la dejó prácticamente ciega y en sillas de ruedas, esa es la realidad?

– Correcto, esa es la realidad. Sí,  porque yo hace como cuatro años busqué por Quilpué con unos familiares, que me podrían llamar para operarme y nada, no hay solución. Volví a mí casa, pero con mi pies hechos tiras, todo eso…

¿Tiene alguna posibilidad para que la operen de la vista o no?

– Bueno, me estaba viendo acá en San Felipe porque tengo astigmatismo, cataratas, glaucoma, desprendimiento de retina. Donde el doctor Manríquez (oftalmólogo), me dijo que teníamos que esperar que la azúcar se fuera bajando; yo me estaba poniendo 60 de insulina en ese tiempo que yo veía al diabetólogo y después me fui abajo. Hice hipoglicemia, no sé qué es eso porque soy analfabeta en medicina, después me dejaron con 26 y me encuentro súper bien y no me llaman para operarme, para verme algo más.

Estableció que «hace dos años atrás me dio desprendimiento de retina del ojo derecho y de ahí que con este ojo (derecho) veo poquito, los bultitos nomás y con este (izquierdo) ya no veo. Entonces, no me llaman, no hay solución, pienso que para mí no hay operación porque años atrás mi hijo que estaba acá, me llevó con su señora al ‘hospital de la ceguera’ en Santiago y el doctor que me atendió me dijo que me podía atender en una semana, a los 15 día me operaba el otro, pero eran 12 millones. ¿De dónde los saco? Fui hablar con la alcaldesa, doctora Carmen Castillo, con una prima que la tengo de testigo… me dijo que viera por otros medios, que fuera a otro hospital. Yo no tengo los medios, no tengo pensión, quedé viuda», indicó.

¿De qué vive ahora?

– De lo que mi hijo me da o los vecinos.

¿Cómo se siente después de haber ayudado a tanta gente?

– Me siento en el suelo, pero quisiera que Dios me devolviera la vista y volvería a retomar lo que hice, porque me encantaba. Si se quemaba una casa, cualquier cosa donde iba, le abría a la gente y por eso me quiere, pero ahora muchos no saben que estoy así. Ayer (jueves) fui a la Feria Mayorista, donde tengo muchas personas que les trabajé y me donaron paltas, una cosa, otra, y ellos no sabían que me encuentro así, no tengo como avisarles.

Una reflexión final de todo lo que ha sido su vida dirigencial

– Pucha, la reflexión final es que cuando uno da todo lo que tiene, como es el caso mío, ahora me siento que todas esas personas que ahora están en un alto no están conmigo, se olvidaron de que un día fui dirigente y ayudé a mucha gente. Lo único que le pido a Dios es que me devuelva la vista, porque sé que es un infierno y algún día me voy alentar, porque me cuido en exceso; no tomo, no fumo, y tengo hijos que me apoyan, sobretodo el más chico, con su hijo más chico que tiene su discapacidad también. Me apoyan, no me dejan sola.

María Isabel Otárola Segovia, en su silla de ruedas afectada por diabetes.
María Isabel Otárola Segovia, en su silla de ruedas afectada por diabetes.
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