Frases como ‘son seis por $1.000 los Disfruta’, ‘son historias padre’, son las que muchas veces y en distintos lugares como San Felipe, Llay Llay, La Calera e incluso en ocasiones en Valparaíso, escuchan día a día las personas. Esas inconfundibles frases provienen de Anderson Eduardo Collao Padilla, conocido popularmente como ‘El Andy’, hincha acérrimo de Universidad de Chile y de su querido Unión Delicias.
Marcado por la estigmatización, el esfuerzo y el trabajo, ‘El Andy’ –a quien se le ve frecuentemente vendiendo los reconocidos efervescentes ‘Sal de Fruta Disfuta’- tiene una historia que merece la pena ser contada.
- ¿Andy cual es tú historia? Porque te vemos todos los días vendiendo Disfruta, trabajando en agrícolas, por ahí
– Mira, yo soy nacido y criado en la (Villa) 250 (Años), antes había un campamento… yo viví hasta los 2 años. Mi familia siempre han sido comerciantes, mi mamá lleva más de 30 años con un puesto en la plaza y yo seguí el hilito, pero yo fui papá muy joven, a los 20 años ya tenía tres hijos, entonces resultó difícil al principio, pero siempre con trabajo establecido y durante el fin de semana le metía cosas de comercio. Estoy separado hace cinco años de la mamá de mis hijos, tengo buena relación con ella gracias a Dios. Me siento afortunado, tengo tres hijos maravillosos, las dos niñas viven conmigo; la mayor de 20 y (otra hija de) 18, el Agustín que tiene 14 años vive con la mamá, en la casa del pololo, pero bien gracias a Dios… luchadores, esforzados.
HOY POR HOY ‘LA COSA NO ESTÁ BUENA’
«No he tenido trabajo (estable últimamente), la idea siempre sería trabajar de lunes a viernes y descansar los fines de semana, pero no he tenido donde yo gane un sueldo para que pueda. Si es por eso que la gente me ve vendiendo los sábados y domingos, no tengo un trabajo bueno que me dé por sobre lo que gasto. Yo pago arriendo, mesada, ayudo a las niñas que están en la universidad, así es que eso», señaló
– ¿Tus dos hijas están en la universidad?
– Sí, la mayor está aquí en la (Universidad de) Playa Ancha, estudiante de Ingeniería en Informática, es la que vive conmigo. Y la chica (18) entró este año a estudiar Educación en Párvulos a la Universidad Católica de Valparaíso.
– ¿Cómo te sientes con eso?
– Es un logro tan importante, un orgullo… siempre quise verme con vida y ver a mis dos hijas en la universidad. Una viaja los lunes y la mayor que vive conmigo, la veo en las mañanas y cuando llega… estoy pagao’ (sic) con eso. La idea es tener días para ver a mi hijo el chiquitito, pero hay que ser profesional en la vida, si esa es como la espinita que siempre voy a llevar, donde no lo pude (hacer) yo. Porque fui papá de mis tres hijos, traté de formar una familia y no se me dieron los estudios, pero es bonito ser profesional, si ese es el máximo orgullo. Yo les digo a las niñas que en su carnet se vea reflejado atrás profesión u oficio, así es que en esa andamos.
ORGULLOSO DE SU VILLA 250 AÑOS
– Eres de la Villa 250 años, ¿te has sentido estigmatizado, cómo ha sido esa parte?
– Mira, he vivido las dos caras de la moneda: cuando estudiaba en el (Colegio) Alonso de Ercilla sufrí discriminación por profesores, compañeros de curso, por ser de la (Villa) 250 (Años). Saliendo del colegio nooo (sic), a mí se me han abierto hartas puertas al final al ser de la ‘250’…muchas puertas. Pero como se dice que hay gente mala, pero (también) hay gente buena como yo, que nunca me ha faltado el trabajo, siempre he sido respetuoso y orgulloso de mi población. Hay cosas malas como en todos lados, pero desde que salí del colegio he sido más beneficiado por ser de la ‘250’, con opciones de trabajo, gente que me considera, así es que yo soy orgulloso de ser de la ‘250’.
– ¿Cómo surge la idea de salir a vender Sal Disfruta a la calle? porque es donde te vemos más a diario
– A mí siempre me gustó vender espárragos desde chico, cuando mi mamita me los traía. El ‘Disfruta’ me nació porque un día fui a Santiago y vi a un ‘viejito’ (sic) que lo vendía con vitamina C y se subía a las micros. Me entró la curiosidad, le pregunté y me dio el dato; ahí empecé a venderlos. Es mercadería fácil de transportar; o sea, yo trabajo de 1 a 2 (PM) en horario de almuerzo, ese (horario) lo ocupo, salgo a recorrer los restoranes. Los sábados y domingos ando en las ferias del Valle del Aconcagua. La plata que entra es para disfrutar la vida, darme los gustos, ir a la playa, a la cancha… gracias a Dios no tengo deuda, no le debo nada a nadie. Pero hay que meterle comercio ambulante, porque con lo que gana, como te digo no alcanza.
Collao dice que es muy feliz con lo que hace. «Dios me dio la oportunidad de ver a mis dos hijas en la Universidad y no me canso, es el motivo que uno tiene con el Agustín. Yo vivo solo, a mis 40 años he parado dos casas, me siento afortunado de la vida, siempre doy las gracias porque me siento un afortunado.
– ¿Tú familia quiénes la componen?
– Mis ‘viejos’ (padres) están separados en la actualidad, mi mamá tiene un puesto ahí en Traslaviña con Prat; vende frutos secos, frutillas, espárragos… se da vueltas con mi hermana Jocelyn. Y mi viejo, el máximo orgullo para mí, trabajador, luchador igual que yo (‘El Cherry’), siempre me he reflejado en él. Mi viejo trabaja para el sur, norte, para todos lados, pero en los momentos libres le mete comercio. Y mi hermano, que es el profesional de la familia estudió Gastronomía Internacional, tiene su quiosco, tiene proyectos que le resultan, mercadería ad hoc al tiempo. Por ejemplo, ‘La Chaya’, anda en las ferias para los ‘18’ (de septiembre), tiene su fondita, así es que somos todos comerciantes.
– Para cerrar y finalizar, una reflexión final o algo que quisieras decir
– Que hay que ser buenos papás y viceversa. Yo cuando vivía con la mamá de mis hijos no fui mal papá, pero descuidé mucho a los niños a donde trabajé tanto. Mi diversión era en forma personal, los domingos a la cancha, ir donde ‘Don Chalo’ (Q.E.P.D.), porque donde trabajaba, yo daba mucho por la familia y descuidé esos momentos. Pero hay que ser buenos papás y viceversa, separados, estando distanciados, los niños no pueden ser dejados de lado. Eso me gustaría, que todos sean buenos papás, las mujeres y el hombre, porque cuando se separan muchas veces cortan la relación con sus propios hijos. Tengo hartos amigos que pasan por eso; yo al contrario, más me uní a la mamá de mis hijos, la respeto, la quiero harto, me llevo muy bien con ella y me uní más a mis hijos. Momentos que antes yo nos los disfrutaba, ahora para mí son sagrados… esa es mi reflexión.
