- La historia de Sara Riquelme Barría, vecina de 52 años de la comuna de San Felipe y funcionaria de un liceo local, refleja la dura realidad que viven muchos pacientes que enfrentan enfermedades crónicas. Al mismo tiempo, la demora administrativa en torno a las licencias médicas.-
Hace más de cinco años a Sara le diagnosticaron artrosis avanzada, una enfermedad degenerativa que con el tiempo se extendió a sus rodillas, caderas y columna. Además, convive con fibromialgia, tendinitis glútea y daño en el nervio piramidal. Tiene un 50% de movilidad reducida y hoy depende de una silla de ruedas para trasladarse dentro de su pequeño departamento en un cuarto piso.
«Ha sido muy difícil batallar con esta enfermedad, dado que soy una persona sola, vivo en un cuarto piso, no tengo una red de apoyo», relató en conversación con Diario El Trabajo.
En julio de este año se sometió a una cirugía de prótesis de rodilla en la Clínica Los Carreras de Quilpué, a través de una licitación con Fonasa. Sin embargo, el proceso postoperatorio ha sido complejo. «Hoy en día, si bien es cierto estoy operada y tengo una prótesis, tengo que volver a caminar… aprender a caminar, a tener fuerza muscular en mi pierna para poder manejar mi pierna. Es algo totalmente extraño lo que tengo, que es una prótesis».
Pese a sus múltiples diagnósticos, Sara asegura que ya le han rechazado tres licencias médicas, todas con el argumento de que ‘no hay causa médica que justifique el reposo’. Una situación que, según ella, resulta ‘denigrante’, pues ha debido presentar exámenes, informes clínicos e incluso fotografías de su pierna recién operada para demostrar su condición.
«Encuentro que es gravísimo lo que está sucediendo, que a pesar de demostrar, incluso algo tan íntimo como fotografías de mi cirugía (…) es denigrante tener que mostrar parte de ti para que te crean», expresó.
Sara explica que ya ha superado los 180 días de licencia que establece la normativa para los funcionarios públicos, lo que podría estar influyendo en los rechazos, sin embargo, recalca que su situación de salud es evidente y requiere un reposo prolongado. «Desde el día uno en que me han rechazado la licencia no he podido dormir, estoy con pastillas para dormir, estoy con psicóloga porque esto me ha afectado mucho».
La vecina de San Felipe teme que el rechazo sistemático de sus licencias médicas ponga en riesgo su trabajo en el liceo, mientras debe afrontar largos procesos de apelación ante Compin, Contraloría y otras instancias.
«Lamentablemente han sucedido hechos a nivel nacional en que mucha gente abusó de las licencias médicas, pero hoy en día estamos pagando personas justas que requerimos y necesitamos este reposo laboral (…) Hablo por mí y hablo por muchas personas que están pasando lo mismo quizás».
Desde su departamento, aislada, y con dificultades para asistir a sus terapias de rehabilitación, Sara hace un llamado a visibilizar estas situaciones. «Necesito que esto se arregle, necesito que me den respuestas, lo encuentro muy injusto».
Consultada la jefatura local del Compin San Felipe por esta situación, señalaron que la paciente debía presentar la documentación correspondiente -como certificado médico de operación y epicrisis- para ingresarlas. No obstante, la afectada indicó que ya presentó todos los antecedentes tanto por la plataforma como por correo electrónico y en forma presencial. Según lo señalado, el problema estaría radicado en la Contraloría Médica de Compin Valparaíso, instancia donde se definiría la apelación o aprobación de los documentos.
El caso de Sara no solo muestra el drama de una paciente con movilidad reducida que lucha por recuperarse, sino que también deja en evidencia la demora administrativa en torno a las licencias médicas, donde los tiempos de respuesta prolongados afectan a miles de personas que necesitan este beneficio para enfrentar sus enfermedades con dignidad.




