Según el candidato a diputado por las provincias de Los Andes y San Felipe, Luis Pardo, miles de familias enfrentan día a día una realidad que suele permanecer invisibilizada: la de criar, acompañar y proteger a personas dentro del espectro autista (TEA).
En reuniones con distintas organizaciones vinculadas a la neurodivergencia, Pardo señala que los testimonios coinciden en una sola cosa: «padres y madres que se transforman en terapeutas, hermanos que maduran antes de tiempo, y abuelos que reorganizan su vida para apoyar a sus nietos. Familias que, con amor y resiliencia, hacen frente a un sistema que todavía no les da las herramientas necesarias».
Agrega, además: «No hay apoyo suficiente. Las terapias son carísimas. El Estado no acompaña, y las escuelas muchas veces no están preparadas». Para Pardo, este no es un problema aislado ni sectorial, sino un desafío de país. «Cuando una familia debe financiar por sí sola las terapias de su hijo o hija, el sistema está fallando. No puede ser que la condición económica determine las oportunidades de desarrollo de un niño con TEA», señala.
El diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista ha aumentado explosivamente en los últimos años, lo que ha revelado una deuda profunda en materia de salud pública, inclusión educativa y apoyo social. Muchas familias enfrentan listas de espera interminables en hospitales públicos y deben costear tratamientos privados que pueden superar el millón de pesos mensual. A esto se suma la falta de capacitación de docentes y cuidadores, así como la escasez de políticas locales que promuevan la integración y el acompañamiento comunitario.
«Las familias TEA no piden privilegios, piden justicia y empatía. Piden que el Estado esté a la altura de su esfuerzo. No puede ser que el amor y la voluntad sean el único motor que sostiene este camino», afirma Pardo.
Desde su trayectoria pública -como dirigente gremial y ex director ejecutivo del Instituto Libertad-, Luis Pardo ha impulsado políticas públicas orientadas a fortalecer a las familias y promover políticas basadas en la dignidad y la igualdad de oportunidades. Ahora, desde el Parlamento, plantea una agenda de acción que aborde el TEA desde una perspectiva integral.
Su propuesta incluye tres ejes: primero, fortalecer la red pública de diagnóstico y tratamiento temprano, garantizando acceso a fonoaudiología, terapia ocupacional y apoyo psicológico en todos los hospitales provinciales; segundo, promover la capacitación obligatoria de docentes y asistentes de aula en inclusión educativa y estrategias de acompañamiento; y tercero, crear un fondo nacional de apoyo a familias TEA, que subsidie terapias y cuidados, especialmente en regiones y zonas rurales.
«La inclusión no puede ser solo una palabra bonita en un discurso. Tiene que transformarse en una práctica real, sostenida y con recursos. Cuando el Estado acompaña, toda la sociedad gana: gana la familia, gana la escuela, gana el país», enfatiza.
Luis Pardo busca abrir un nuevo capítulo en la política social chilena, donde las familias con personas dentro del espectro autista no sean invisibles, sino protagonistas de una sociedad más justa y humana. «El Estado debe dejar de ser un espectador y pasar a ser un aliado. Porque detrás de cada diagnóstico hay una historia, una familia y un sueño que merece todo nuestro compromiso».





