- Monseñor Gonzalo Bravo indicó que esta se debió a temas administrativos.-
Hace algunos días, y mediante un comunicado, el Obispado de San Felipe dio a conocer la decisión del Vaticano de la Dimisión del Estado Clerical y la Dispensa del Sagrado Celibato y las demás obligaciones inherentes a la Sagrada Ordenación del (ahora ex párroco) Mauricio Cruz Lolas.
Hoy, el obispo de la Diócesis de San Felipe, monseñor Gonzalo Bravo, explicó que «la determinación radica en un proceso que se cumplió de un juicio canónico y que justamente en el comunicado hablaba de dos cánones que dicen relación con abuso de poder eclesiástico; es decir, que la persona traspasa lo que tendría que haber hecho como servicio, y además, otro canon, alude a una contumacia, es decir, a no acoger las distintas admoniciones para la corrección, y eso se estima que va por sobre lo que tenemos que ver».
En este sentido, el padre Bravo comentó que esta es «una determinación que es dolorosa para nuestra diócesis, más aún cuando tenemos tan pocos sacerdotes, pero establece un modo de comportamiento para nosotros».
Respecto de los hechos en cuestión que terminaron con esta determinación desde el Estado Vaticano, el obispo sostuvo que «lo que se investigó fueron varios abusos en el carácter administrativo, había poca claridad en la rendición de cuentas, hubo una tozudez en el comportamiento de la persona, hubo una pena anterior en donde tampoco se hizo caso, en eso se ve una imposibilidad de un cambio de voluntad y eso no es compatible con el servicio sacerdotal».
Finalmente, monseñor Gonzalo Bravo indicó que este «fue un caso largo que culminó con un juicio en el año 2019 y después con otros antecedentes, en otra parroquia, se reabrió y continuó otro juicio, un proceso largo, pero creo que se establece la justicia».