Sufrió ACV que lo llevó a vender todo y hoy vende Súper 8 en silla de ruedas

Conductor de colectivos y micro por años:

Más de alguno de nuestros lectores fue trasladado por Avilio Antonio González Zurita, de 62 años de edad, cuando trabajaba como conductor de taxis colectivos o micros. Hoy lo vemos diariamente en el paradero de Freire con Coimas, en silla de ruedas, vendiendo el famoso Súper 8. Esto porque tuvo que vender todo lo que tenía, colectivo, camioneta, tras sufrir un accidente cerebro vascular (ACV) y estuvo casi dos años sin pensión y tenía que alimentarse. Hoy recibe una pensión de alrededor de 200 mil pesos mensuales.

Nos cuenta que trabajó muchos años en el norte durante la temporada, pero ya en el invierno conducía colectivos o micros en San Felipe. Así fue juntando algún capital hasta comprar un auto y después una camioneta, «porque yo después empecé a hacer negocios, frutitas y cosas, hice mi negocio y llegué a tener mi camioneta. Ahí cuando estaba en lo mejor tirando para arriba, me dio el accidente vascular».

El ACV  lo sufrió el año 2018, quedando postrado en cama, «igual tuve ayuda de mi familia, de mi hermana, pero uno no siempre puede estar a expensas de los demás, entonces ahí estaba por vivir solo, sacrificarme y vivir solo, y hasta aquí estoy viviendo solo, arriendo una pieza».

¿Qué pasó con el colectivo, la camioneta?

– Eso se vendió… vendí todo porque resulta que estuve como dos años sin pensión, entonces yo tenía que alimentarme. Ahí me alimenté, me comí el colectivo y la camioneta.

¿Y a consecuencia del ACV quedó en silla de ruedas?

– Sí. Igual me movilizo, dentro de la casa uso un bastón porque hice la terapia y todo eso, y uso un bastoncito y me movilizo, claro que me perjudicó el lado izquierdo entonces me cuesta tomar las cosas, hacer algo… me cuesta movilizarme un poco, pero igual lo hago.

Lo vemos vendiendo Súper 8 aquí, ganándose la vida.

– Sí, es que la idea mía no es quedarme ahí, como se dice, en cuatro paredes mirando y esperando que caiga del cielo… no, hay que salir.

¿Y vende?

– Sí, me hago mis luquitas.

Agrega más adelante que «la gente de San Felipe es buena. Los amigos de colectivos me ayudan… me emociono, sí, pero igual tengo buena gente, sembré buenos amigos. Si a mí me compran un Súper 8, para mí vale mucho y me da fuerza y ánimo de seguir».

¿Está todo el día aquí?

– No, estoy en la mañana no más.

¿Le va bien?

– Me va bien, estoy en la pura mañana porque ya a las 12 me voy a la Iglesia a almorzar.

¿A la Andacollo, al comedor?

– Sí, al comedor voy.

¿Qué reflexión hace de su vida?, después de ser un hombre ágil, manejar colectivo y hoy día depender de una silla de ruedas, de la voluntad de la gente, de una pensión.

– Mire, en la vida cuando de repente uno es joven, no piensa en el futuro, ¿entiende?, pero mi manera de pensar es muy diferente, por eso uno de repente no encaja con la demás gente, porque uno es criado a la antigua, entonces los genios, las actitudes, los valores de uno son diferentes y los jóvenes son totalmente diferentes.

Lo dejamos vendiendo sus Súper 8 que en algo le ayudan económicamente.

Avilio sosteniendo un Súper 8 en su mano derecha, producto que vende en su silla de ruedas en el paradero de calle Freire.
Avilio sosteniendo un Súper 8 en su mano derecha, producto que vende en su silla de ruedas en el paradero de calle Freire.
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