- Hijo del histórico ‘Cocoa’ Villarroel padece la enfermedad hace catorce años.-
Rodrigo Villarroel tiene 43 años de edad, es padre de tres hijos que actualmente están con su madre, quien los cuida bien, y además, es hijo del histórico jugador de Unión San Felipe, Antonio ‘Cocoa’ Villarroel.
Padece de la enfermedad Parkinson del tipo rígido, la que lo ha acompañado durante catorce años, pero en los últimos cuatro se ha agudizado más. Para salir de esta complicada situación de salud necesita reunir la no despreciable suma de $62 millones, recursos para poder operarlo en una clínica.
Ya es sabido que se han hecho actividades benéficas donde se ha juntado dinero, pero eso se ha ido ocupando para exámenes. Poniendo como ejemplo, una resonancia magnética le cuesta casi $800 mil y otro tiene un valor sobre el millón de pesos.
Para eso nos deja los siguientes datos, donde la gente buen corazón puede depositar.: Cuenta Rut de Banco Estado, 15.091.135-4.
– Cuéntanos Rodrigo el momento delicado de salud que estás pasando, ¿cómo parte todo?
– Hace catorce años empezó un Parkinson del tipo rigidez, eso en la práctica es que tengo todo el lado derecho como más lento, más retenido y ahora está agudizado.
– ¿Cómo han sido estos catorce años?
– Normales, dentro de la enfermedad han sido bien, no tan mal, pero ahora ya se agudizó.
– ¿De estos catorce años has podido desenvolverte en forma normal?
– Hasta hace diez años creo que sí, mientras que los últimos cuatro fueron paulatinamente deteriorándose. Ahora hay un deterioro más grande.
– ¿Cuál es la situación tuya hoy día a propósito de ese deterioro? ¿Estás sentado rígido, no te puedes mover?
– Yo, hoy día estoy casi sin movimiento, porque necesito 28 tabletas diarias para moverme.
Los medicamentos debe tomarlos a lo largo de todo el día, «cada una, dos horas las estoy tomando para poder moverme un poco», señaló.
– ¿Cómo sobrellevas la parte mental, siendo un joven que hoy en día te encuentres con que no te puedes mover, cómo ha sido eso?
– Un poquito difícil, pero lucho día a día con eso. Hay que salir adelante, no hay que pensar en qué va a pasar, sino que hay que levantarse y seguir luchando nomás.
– Ahí entramos a la parte económica
– Claro, son 62 millones de pesos solo para operarse, más todo lo que se ha gastado. Se han hecho eventos que tú sabes, pero todo eso se ha ido en la resonancia. Me han hecho tres y cada una me ha costado 790 mil pesos.
En esta línea, comentó que espera seguir con los beneficios, aunque «vamos a ver cómo lo podemos hacer, porque el tiempo se nos acorta rápidamente», precisó.
A Rodrigo Villarroel le indican que la operación debe realizarse lo antes posible, ya que hoy día está evaluado dentro de las personas que se puede intervenir, «porque hay gente que no puede hacerlo, pero pasando cierta cantidad de tiempo están los daños que provoca la enfermedad, como tú sabes es degenerativa, después no hay vuelta atrás. De ahí ya no te puedes operar y ya pasas a ser un paciente común y corriente de Parkinson, que no tiene vuelta atrás», señaló.
Aprovechó la conversación y nos entregó la cifra que actualmente tiene en la cuenta y esta asciende a unos $500 mil aproximadamente, recursos muy lejanos aún a lo que debe reunir. «Sí, hemos gastado una enormidad, porque como te digo cada examen me ha salido; pucha, 790 mil pesos como es cada resonancia, los TAG, más el test de levodopa. Todo eso es carísimo, te hablo que este test vale 1 millón 200 mil pesos», añadió.
Explica que este test es para medir la cantidad de levodopa que recibe su cuerpo, «que aguanta tu cuerpo, es el que te da el pase para operarte».
NULO APOYO DE LAS AUTORIDADES MUNICIPALES
Antes de terminar la conversación, nos pide agregar que ha tenido nulo apoyo por parte de las autoridades municipales, «ya que la alcaldesa y Marcela Brito, quienes comprometieron una ayuda y hasta el momento es nula», finalizó.
– Una reflexión final, apelar a la buena voluntad de la gente a través de Diario El Trabajo
– Pucha, que se pongan la mano en el corazón y que me ayuden en esto, porque es complicado y yo no se lo doy ni a mi peor enemigo. Es complicado y súper difícil sobrellevar una enfermedad tan dura como esta.

