Mostrando un claro, profundo y preocupante retroceso respecto a partidos anteriores, en los cuales el rendimiento tampoco era destacado, Unión San Felipe se inclinó por la cuenta mínima ante un ordenado Deportes Copiapó.
El duelo, que abrió la jornada cuatro del torneo de plata del fútbol profesional chileno, se disputó la tarde del viernes último en el Estadio Municipal de San Felipe, recinto que albergó a cerca de 700 espectadores que fueron testigos de un espectáculo tenue y sin mayor brillo por parte de los dirigidos por el cuestionado Ítalo Pinochet, técnico que en siete encuentros no sabe sumar de a tres con los albirrojos.
Se suponía que los sanfelipeños saldrían al terreno de juego con una disposición ofensiva para empezar a enmendar el rumbo, pero bastaron solo cinco minutos para darse cuenta que las cosas seguirían el derrotero actual. Errores de funcionamiento colectivo e individuales, falta de intensidad, ritmo y una sucesiva carencia de coordinación a la hora de entregar el balón al compañero, se hicieron evidentes en el pleito contra los de la Tercera Región.
Con volantes que no dieron nunca con líneas de pase, laterales con poco despliegue para sumarse a labores ofensivas, delanteros que una y otra vez chocaban con los defensores rivales, era cosa de tiempo que los visitantes hicieran diferencias en el marcador, y si eso no pasó en el primer tiempo, solo fue por cosas del destino o buena fortuna de los locales, pero en el 11’ del complemento la balanza se inclinó para el lado que correspondía cuando Axl Ríos pudo batir con un tiro cruzado al portero Paulo Garcés.
Sin un líder que se echara el equipo al hombro, y desde lo emocional buscar discutir con el rival, el resto del complemento se convirtió en algo tedioso y al mismo tiempo preocupante, al comprobarse que desde el banco técnico aconcagüino no existía la capacidad de cambiar el libreto, por lo que sin hacer mucho, los atacameños se llevaron tres puntos muy importantes que lo tienen arriba en la tabla. En contraparte, los sanfelipeños están metidos abajo, y ya muchos empiezan a ver los fantasmas del 2024, por lo que es muy evidente que, si se quieren espantar, los directivos de manera urgente tendrán que buscar y hacer correcciones para empezar a mejorar.

