En un duelo en el cual casi en todo momento prevaleció la intensidad por sobre el juego más cerebral, Unión San Felipe terminó inclinándose por 2 goles a 0 ante un certero Rangers de Talca, cuadro que en el Municipal sanfelipeño supo sacar provecho de sus buenos momentos y todas las dudas de un equipo albirrojo que, simplemente, y por más que lo intenta, no puede despegar.
Cumplido un tercio de campeonato, está quedando muy claro que los albirrojos se les está haciendo casi imposible encontrar el rumbo o tono futbolístico que les permita alcanzar la regularidad suficiente para empezar a salir del fondo de la tabla. Si hoy el Uní Uní no es colista, solo se debe al castigo de Santiago Morning.
San Felipe saltó al excelente césped del reducto de la Avenida Maipú con la urgente necesidad de ganar, sin embargo, eso se convirtió en una tarea casi imposible de cumplir, a raíz que solo lograron aproximarse hacia el arco talquino. De nada sirvió el trajín que hicieron por las bandas los extremos Vicente Álvarez y Sergio Vergara, a quienes se sumaba el delantero Diego González, el que a estas alturas ha terminado por sucumbir y perder protagonismo ante las defensas rivales, al no recibir nunca pases con ventaja o balones filtrados que lo dispongan con opciones frente a los arcos de turno. El sábado no fue la excepción.
El conjunto comandado por Francisco Palladino lo intentó, eso está fuera de discusión, pero todo el despliegue, intensidad y ritmo que imprimen, se terminan por diluir al carecer de un mediocampo que elabore. Hoy la zona media aconcagüina se caracteriza solo por barrer, situación que lo expone a sufrir daños cada vez que los oponentes de turno logran filtrar o encontrar espacios. La primera fracción se resume en dos llegadas claras de Rangers y solo una de mediana intensidad de los dueños de casa.
Para la segunda fracción, los sanfelipeños se pararon un poco más adelante para atosigar y de paso, enviar un mensaje de autoridad a los maulinos. Eso en todo caso no sirvió de mucho, porque los forasteros siempre estuvieron bien parados para defender cada vez que los de Palladino, sin mayor éxito, intentaron ir arriba. Con el tiempo en contra, de la intención colectiva pasaron a lo individual, lo que facilitó aún más la labor defensiva de los comandados por Miguel Ponce.
Lo de Unión San Felipe este año es sufrir, de eso no hay dudas, y si alguien las tenía, solo basta remitirse a lo del sábado pasado, donde en la agonía del encuentro terminó masticando otra derrota luego de las conquistas de Gonzalo Reyes en el 88’ y Gary Moya cuando se jugaba el cuarto (90’+4’) de adición.
Con esta nueva caída los albirrojos se quedan pegados en 6 puntos, muy cerca del despeñadero que tiene como destino la temida Segunda División.

