- Moradores cercanos denuncian que la actividad nocturna ha traído ruidos molestos, peleas y hechos delictivos que afectan su calidad de vida. Autoridades anuncian operativos, fiscalizaciones y la instalación de una cámara de alto estándar que comenzará a funcionar en dos meses.-
Residentes de la Junta de Vecinos Juana de Arco, que viven en las inmediaciones del Bar Brava en nuestra comuna, denuncian que desde la reapertura del local tras la pandemia en 2022, su calidad de vida se ha visto gravemente afectada. Aseguran que la actividad nocturna ha traído consigo delincuencia, riñas, consumo de drogas, robos y constantes ruidos molestos hasta altas horas de la madrugada, impidiéndoles incluso dormir con tranquilidad.
Entre los hechos más graves relatan peleas con armas blancas en plena vía pública, consumo de drogas y alcohol frente a sus casas, robos a viviendas y vehículos del sector, bloqueo de accesos con autos mal estacionados, fogatas en la calle cercanas a viviendas y locales, además de bocinazos y gritos que se extienden hasta pasadas las cinco de la mañana.
«Esto ya no se puede soportar. Desde que este bar volvió a abrir, no hay noche en que podamos dormir tranquilos. A veces son las cinco de la mañana y todavía hay gritos, bocinazos, peleas… ya no sabemos a quién recurrir», indicó un vecino, cuya identidad se mantiene en reserva por temor a represalias.
Asimismo, critican la falta de acción de Carabineros, Seguridad Ciudadana y el municipio, acusando que las denuncias y cartas ingresadas desde hace más de un año no han tenido respuesta. «Hemos ido al municipio, hemos hecho cartas, hemos hablado con Seguridad Ciudadana… pero nada cambia. Nadie viene a ver lo que pasa de madrugada. Y cuando llamamos a Carabineros, a veces ni siquiera contestan», relató otro residente del sector.
La preocupación no solo es por el ruido, sino también por la inseguridad que sienten al ver personas conocidas como ‘cuidadores de autos’, que consumen drogas, se pelean entre ellos y en algunos casos, han sido acusados de robos a los mismos residentes.
«Ya ni siquiera podemos salir tranquilos de la casa. Los que cuidan autos están ahí toda la noche peleando, fumando pasta, y uno no sabe si lo van a asaltar o no. Esto se ha vuelto tierra de nadie», señalaron molestos.
«Entendemos que no es el dueño (del bar) quien ocasiona peleas en la calle, pero son sus clientes y la gente que llega al bar. Si no hubiera bar, no habría tanto desorden. Si este bar no estuviera aquí, esto sería una calle normal, tranquila, como cualquier otra», agregaron los vecinos, pidiendo que el local se traslade fuera del sector residencial o que se limite su funcionamiento a horarios razonables.
Los moradores aseguran sentirse desesperados y abandonados, indicando que ni las autoridades ni las instancias judiciales les han entregado soluciones concretas, a pesar de múltiples reuniones, firmas y denuncias formales. «Lo que pasa es que llevamos más de un año con denuncias y nada cambia. Por eso la gente está molesta y ya no cree en conversaciones que no llevan a nada», comentaron.
Desde la administración del Bar Brava, su propietario Mario Correa, afirmó que el local cuenta con todos los permisos en regla y que incluso han realizado mejoras para disminuir el impacto en el vecindario.
«Llevamos 14 años ya en esta ciudad, para 15 años. Estos problemas comenzaron, digamos, hace unos 4 ó 5 años, después de la pandemia. Concretamente tenemos cuatro o cinco vecinos con problemas reales… pero hay gente que vive mucho más lejos y también se queja», explicó Correa.
En cuanto al estacionamiento indebido de los autos en el sector, el propietario indicó que «no es mi responsabilidad dónde se estacionan los vehículos, pero hemos intentado que la municipalidad nos dé permiso para colocar monolitos que eviten que los autos se suban a la vereda. Hasta que no tengamos permiso, no podemos intervenir la calle».
El dueño del bar asegura que han invertido recursos para aislar el ruido, trabajan coordinados con el municipio y que él mismo llama constantemente a Carabineros cuando hay peleas o disturbios en la vía pública.
«Yo llamo siempre a Carabineros cuando hay problemas afuera, pero muchas veces no llegan o llegan tarde. Nosotros no podemos hacer más que eso, porque lo que ocurre en la calle escapa de nuestras manos», enfatizó.
De igual manera, Correa agregó que «hemos trabajado con Carabineros, con el municipio y Seguridad Ciudadana durante años. Pero cuando llamamos a Carabineros, muchas veces no pueden venir porque no hay personal. Es un problema nacional, no solo local».
Entre las medidas adoptadas, detalló que se invirtieron más de $10 millones en equipos de sonido para trabajar con menor volumen, se instaló aislamiento acústico, se contrataron guardias para ordenar la salida de los clientes y se coordinó con el municipio la reducción de horarios, operando solo jueves, viernes y sábado, además de limpiar el entorno tras cada jornada.
«Hemos tomado todas las medidas que están a nuestro alcance. Hemos reducido los horarios, cambiamos el sonido, aislamos las paredes, contratamos personal de seguridad para que la gente se retire lo antes posible… pero si en la calle hay personas consumiendo drogas o cuidadores de autos que se pelean, eso no es responsabilidad del bar», afirmó.
El empresario también criticó la falta de instancias de diálogo con la comunidad. «Ellos dicen que quieren reunirse, pero cuando lo intentamos la actitud fue tan agresiva que no se pudo seguir conversando. Yo estoy dispuesto a sentarme y buscar soluciones, pero con disposición de ambas partes», señaló.
AUTORIDADES ANUNCIAN MEDIDAS
El delegado presidencial provincial, Daniel Muñoz Pereira, confirmó que están al tanto de la situación y detalló las acciones que se han coordinado para enfrentarla.
«Efectivamente, estamos al tanto de los problemas que han ocurrido en el sector céntrico de la comuna de San Felipe, principalmente en calle Traslaviña. Nuestro rol como coordinador de los servicios públicos es generar distintas fiscalizaciones, ya sea con Carabineros de Chile en el lugar, principalmente con Rondas Impacto centradas en la zona céntrica. De igual forma, se han planificado operativos especiales en el perímetro, principalmente en controles vehiculares a la salida de algunos recintos de restaurantes y bares que se encuentran en el sector para generar el control vehicular y, por supuesto, también a las personas que estén conduciendo bajo los efectos del alcohol», señaló.
La autoridad provincial agregó que también se han hecho mejoras en iluminación, poda de árboles y avances en cámaras de televigilancia, además de reuniones con la Junta de Vecinos Juana de Arco para coordinar fiscalizaciones con la autoridad sanitaria, el Servicio de Impuestos Internos (SII) y Carabineros.
Por su parte, Felipe Olivares, director del Departamento de Seguridad Ciudadana del municipio, explicó que ya existe un trabajo conjunto con vecinos y autoridades para abordar el problema.
«Hemos hecho un trabajo previo con la comisión Juana de Arco. Tuvimos una primera reunión hace aproximadamente nueve meses, donde tomamos cuenta de varios compromisos que tenían que ver con incivilidades que se dan en el punto. En base a eso, se hicieron compromisos que tienen que ver primeramente con el patrullaje preventivo y, lo otro, por elaborar y diseñar un proyecto de cámara de alto estándar conectada a la central de cámaras y con Carabineros. Proyecto que a la fecha ya está por materializar y que en dos meses más debería estar funcionando», detalló.
Olivares agregó que existe coordinación con la Delegación Presidencial y Carabineros para reforzar la fiscalización en horarios críticos, especialmente cuando cierran los locales nocturnos, además de rondas nocturnas diarias en el damero central de la comuna.
Finalmente, el director de Seguridad Ciudadana sostuvo que en futuras reuniones se continuará trabajando con los vecinos para que, en los horarios de cierre, exista mayor fiscalización y control policial en el sector, con el objetivo de prevenir todas estas situaciones que aquejan a los vecinos.




