Inmediatamente terminado el partido, el plantel albirrojo se reunió en el centro del campo de juego donde celebraron una nueva gesta deportiva del querido Unión San Felipe.

Nadie pedía jugar lindo, la exigencia de la hinchada era lo mínimo, meter, correr y poner mucho corazón para que tras los noventa minutos de partido, la camiseta albirroja quedará empapada de sacrificio. Anoche el hincha estaba dispuesto a perdonar todo, incluso a los dirigentes unionistas que para la fanaticada son los máximos responsables del pésimo segundo semestre que había tenido el equipo en la segunda parte del año.

Lo de anoche asoma como gesta si se tiene en vista lo débil del plantel de Unión San Felipe, que tenía al frente a un equipo que perfectamente podría estar en la postemporada de la Primera A, pero el aliento inclaudicable y ensordecedor de miles de hinchas, más el mensaje de Nelson Cossio, hizo que el Uní Uní entrara virado al decisivo duelo y desde el pitazo inicial dado por el juez Eduardo Gamboa, se transformara en una tromba que tenía como único objetivo demoler y dejar en el ascenso a los viñamarinos que parecían no entender nada, porque fueron una sombra en los pastos del Municipal.

Desde el minuto uno se pudo observar que los de Cossio dejarían todo en el campo de juego con tal de quedarse en la Primera A, y Valenzuela y Acuña se encargaban de dejar en claro que el objetivo no era muy lejano, porque se adueñaron del mediocampo y no dejaron nunca a Everton apropiarse de esa zona.

Muy temprano el Uní avisó a los viñamarinos que la noche se teñiría de albirrojo, porque antes de los quince los locales tuvieron tres claras oportunidades de abrir el marcador, primero fue Valenzuela, que estuvo a punto de marcar un gol olímpico, pero cuando el balón ya había sobrepasado la resistencia de Dalsasso, vino un defensa en su auxilio e impidió la primera celebración unionista.

Después del primer cuarto de hora la presión local decayó un poco, pero seguía siendo dominador de las acciones, y prueba de ello fue un tiro de Sergio Núñez que obligó a una lucida intervención del guardavallas trasandino, que a esa alturas era el responsable de que el marcador continuara en blanco.

Fueron pasando los minutos y en el ambiente ya podía sentirse la tensión, pero cuando la primera parte del juego ya estaba en su recta final, una extraordinaria habilitación del incansable y trabajador Jimmy Quiroz, permitió que Carballo quedara solo frente a Dalsasso, y en una definición simplemente notable rompió el cero e hizo que se sintiera el primer gran estruendo de la noche en el principal coliseo deportivo del valle de Aconcagua, que una vez más respondió a las exigencias de un partido de alta convocatoria.

Con el uno a cero la llave quedaba emparejada y en caso de que esta igualdad se mantuviera, habría que haber definido desde los doce pasos, pero el Uní no quería esto y durante la segunda parte siguió martillando fuerte sobre el arco norte. Así llegó el minuto sesenta y dos y fue Omar Merlo el encargado de desatar el carnaval al marcar el definitivo dos a cero. Justo premio para el jugador más regular del conjunto aconcagüino, y que por algo su nombre suena en equipos grandes de la capital.

Everton sintió la estocada, pero el equipo del “Fantasma” Figueroa no tenía las armas para complicar a Diego Sánchez, que a pesar de la trascendencia del encuentro tuvo una noche tranquila y cuando fue exigido, lo hizo con clase, dando y trasmitiendo seguridad a la última línea sanfelipeña, que entre Merlo, Fernández y Salinas, la habían transformado en un frontón infranqueable para la ofensiva y el equipo ruletero que a medida que veía como avanzaba el reloj caía en la desesperación.

El tiempo fue avanzando, en las gradas del Municipal se vivía una fiesta, salvo en la galería norte donde todo era un funeral porque la parcialidad viñamarina entendía que su suerte estaba echada. Más allá de que San Felipe hubiera optado por refugiarse en su zona y desde ahí intentar sorprender con algún contragolpe, lo que no ocurrió.

El juez Eduardo Gamboa elevó sus manos al cielo y dio por terminado el cotejo. Después vendrían los abrazos de los jugadores albirrojos, que anoche pusieron todo en el campo de juego y lograron un triunfo claro que les permite seguir otro año más en el fútbol de honor de Chile y de paso darle a su sufrida parcialidad un regalo de navidad adelantado, y en eso tuvo mucho que ver la llegada de Nelson Cossio, que demostró que es el técnico indicado para el querido y sufrido Unión San Felipe.

Ficha Técnica:

Unión San Felipe (2): Diego Sánchez (Arq.), David Fernández, Felipe Salinas, Omar Merlo, Enzo Vera (Andrade), Jorge Acuña, Sergio Núñez, Kilian Virviescas, Luis Valenzuela (Lanzini), Jimmy Quiroz (Espinoza), Ezequiel Carballo. DT: Nelson Cossio.

Everton (0): Gustavo Dalsasso (Arq.), Mirko Opazo (Silva), Adrián Rojas, Alex Von Schwedler, Marcos Velásquez, Fernando Saavedra, Jorge Romo, Roberto Reyes, Maximiliano Ceratto (González), Marco Lazaga, Luis Alberto Perea (Peñailillo). DT: M. A. Figueroa.

Goles: 1-0: 40′; Ezequiel Carballo (USF); 2-0: 62′; Omar Merlo (USF).

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