- La longeva mujer, a su larga edad, aún se encarga por sus propios medios de su aseo personal diario en el sector La Orilla.-
El pasado sábado 29 de junio, un tesoro humano ubicado en el sector La Orilla de Rinconada de Silva, cumplió 101 años de edad. Estamos hablando de Petronila del Carmen Toro Toro, destacada rinconadina que en su larga vida se ha desempeñado en distintos rubros del territorio y siempre ayudó a quien le hacía falta.
Su infancia la pasó en los campos de Rinconada y comenzó a trabajar a temprana edad. «Yo a los 10 años aprendí a tejer, mirando no más porque se juntaban varias vecinas a tejer, yo miraba, me daban hilo, hacía lo mismo que hacían los demás», recordó la longeva mujer.
Respecto a algunas labores que ejerció relacionadas con la labranza, Petronila comentó que «cortaba verduras, sembraba papas, recogía, limpiaba porotos; de todo lo que fuera, nos iban a buscar».
Sobre cómo ha sido su vida a lo largo de los años, la centenaria mujer dijo que «buena; depende de uno que si quiere tener una vida mala, depende de uno. Fui feliz porque nunca me faltó el trabajo, ni comer, ni nada. Y lo otro, yo no le pedí nunca a nadie nada, yo me las arreglé; como tú ves, todo esto que hay; pero también tiré para el que no tenía».
Petronila Toro hace aproximadamente diez años dejó de trabajar. Uno de los destacados oficios que ejerció fue en una librería que se encontraba en el Cristo de Madera de Rinconada de Silva. «Trabajé 23 años en la librería del Cristo y yo solita, ahí no me controlaba nadie, aprendí hasta el balance, aprendí muchas cosas».
De igual manera, indicó que «en la semana trabajaba en los potreros, el sábado, domingo y festivos en el santo Cristo, en lo que fuera, vendía huevos, pan, queso, de todo vendía, eso fue mi vida, pero estoy feliz».
Madre de tres hijos, abuela de cuatro nietos, bisabuela de cinco bisnietos y tatarabuela de un tataranieto, siempre se encargó de que a su familia nunca le faltara nada. «Mi mami todo el tiempo andaba con los caseros y así nos abastecía la casa, trabajaba y después tenía que pagar en la semana», dijo Nadia Toro, hija de Petronila.
Preocupada siempre por su apariencia, ella misma se encarga de su aseo personal. «Ella se viste, yo la lavo, pero ella misma se cambia ropa, se peina, en crema, todo ella», comentó Nadia.
El secreto de su longevidad, de acuerdo a lo que nos comentó, podría ser la buena alimentación que llevó, consumiendo alimentos que producían en el mismo sector. «Mi secreto para durar tanto es trabajar harto y comer sano. Mi salud ha sido buena porque por lo menos me dejaba trabajar. Aquí se comía el trigo majado, a una cazuela con carne se le echaba las papas, el zapallo; también porotos con fideos, lo que se comía antes hoy no se come.
«Yo tomaba mucha leche de vaca; a estos los crié así, nunca han tomado leche en polvo», señaló Petronila.
Nadia, su hija, nos expresó el orgullo que sienten como familia. «Estamos orgullosos, no todos pueden contar con la mamá a esta edad, que está bien y lúcida».
Actualmente se mantiene en su casa y es constantemente visitada por vecinas y amistades.
Sobre cumplir más de un siglo de vida, la mujer nos comentó que «estoy contenta a pesar de todo, le pido a Dios todos los días también». Asimismo, confirmó que «estoy tranquila, conforme porque me dio todo lo que usted ve, yo nunca dejé con la mano estirada cuando me pedían, siempre como yo tenía, como yo comía».
El pasado sábado la longeva mujer celebró junto a familiares y vecinos del sector la llegada de sus 101 años, edad que no cualquiera logra alcanzar en el estado en que se encuentra Petronila Toro, mujer multifacética y altruista de Rinconada de Silva.