Cuando se está en presencia de una de las peores campañas en su historia, entrar en el mañío ejercicio de analizar un pleito de manera especial, claramente está demás, porque en situaciones como las que está viviendo Unión San Felipe, lo único que importa es sumar.
El sábado pasado la escuadra comandada técnicamente por la dupla: Álvarez – González, se había propuesto convertirse en la sorpresa de la fecha. Empatar o vencer a los carabeleros en su propia casa, ciertamente era una tarea de marca mayor, y si quería sacarla adelante, era fundamental no cometer errores.
Ya casi en el cierre de la primera rueda, el equipo aconcagüino ha caído una y otra vez en las mismas fallas, dejando claro que se está ante un problema crónico, que requerirá de una cirugía mayor para poder estabilizar a un paciente grave, que los más pesimistas ya dan por muerto.
Ante Magallanes una vez sufrieron un gol antes del cuarto de hora, algo que ya no tiene justificación porque a estas alturas, eso no debería pasar. El equipo parece no entender que debe estar replegado o muy arropadito. Los aconcagüinos en su actual versión no están para dárselas de ofensivos o protagonistas del juego. Por ahora eso es una utopía, que a los 7’ del primer tiempo Tomás Aránguiz (suelto en la marca) se encargó de confirmar cuando por medio de un trallazo muy preciso abrió el marcador.
Desde ese momento San Felipe volvió a su habitual dinámica. Cargar, meter ganas, pero carente de ideas, que le permitieran llegar a un empate que no se veía tan lejano debido a que los locales parecían no estar en su tarde; fue así que a los 34’ Matías Sandoval pudo poner la paridad que ilusionó a muchos.
El segundo lapso los sanfelipeños parecieron poner los pies en la tierra al entender que lo importante era defender, por lo que propusieron un juego de resistencia pura, cosa que estaba resultando. Sin embargo, a este equipo parecen perseguirlo los desaciertos individuales. Antes fueron los autogoles, errores en la marca o los arqueros. El sábado la nota la puso el volante Valentín Dematies, quien de manera infantil y cuando solo restaban 13 minutos para que todo acabara, cometió una clara infracción dentro del área, que el árbitro Gamboa no dudó en pitar como penal, que instantes después el goleador Joaquín Larrivey canjeó por el 2 a 1 final, y de paso consumar la duodécima derrota unionista en lo que va de campeonato. Parece pesadilla, pero es real.