
Una leve alza en relación a presentaciones anteriores en el torneo oficial de la Primera B, exhibió el Uní Uní en su duelo del sábado pasado frente a Deportes Recoleta. La mejora en todo caso, solo sirvió para no perder, ya que los dirigidos por el profesor Pablo Álvarez debieron conformarse con un escuálido 0 a 0, que no ayuda mucho en la tabla de posiciones, pero al menos detuvo la espiral de derrotas que venían sufriendo en el arranque de la actual temporada.
Generalmente, cuando los marcadores se cierran en blanco se tiende a hablar de partidos planos sin mayor emoción. En este caso, el cero a cero no fue el reflejo de lo que sucedió en el añoso coloso de la Avenida Maipú, que fue mudo testigo de un encuentro cargado de dinamismo, con harta intensidad y mucho ritmo.
Unión San Felipe apeló a un juego directo para poder aproximarse sobre el arco capitalino. Al saltarse regularmente la zona media los ataques, carecieron de claridad, por lo que se hizo frecuente que su recurriera al expediente del lanzamiento de larga distancia. Fue precisamente así que se produjo la principal ocasión de gol de los albirrojos. Promediando el primer lapso, Juan Córdova, se despachó un remate que casi botó el arco sur y cuyo rebote no pudo ser capitalizado por el delantero Cristóbal Muñoz quien minutos antes había desperdiciado una buena chance con el arco a toda su disposición.
A diferencia de los sanfelipeños, la visita optó por la elaboración para arrimarse sobre la estantería custodiada por un Paulo Garcés, que en dos oportunidades estuvo portentoso para evitar la caída su portería.
La segunda fracción siguió ese mismo derrotero, aunque en este caso las arremetidas fueron más espaciadas y no tan frecuentes, sin embargo, por momentos no dejó de llamar la atención que, en su afán por encontrar la ventaja, los locales entraron en un desorden ofensivo, en el cual por momentos costaba determinar posiciones y funciones de los jugadores.
Finalmente, se consumó un cero a cero que claramente no dejó contentos a los poco más de 600 hinchas que llegaron al Municipal, los que en todo caso (mirando el vaso medio lleno) no debieron irse a sus casas masticando una derrota, cosa que entre el 2024 y lo que va de este 2025 ya se había convertido en casi un ritual.
Culminado el pleito, el técnico de los aconcagüinos Pablo Álvarez, entregó sus conclusiones: «Tengo sensaciones encontradas, porque acá queremos ganar, pero me quedo tranquilo porque el grupo está mostrando ganas de salir de esto. Los segundos 45’ fueron nuestros y merecimos algo más, pero el fútbol no es de merecimientos. Está faltando mayor tranquilidad, y hay que entender a los muchachos, porque hay mucha ansiedad por salir de esta campaña mediocre. Hoy la ansiedad está pasando la cuenta», dijo el estratego.


