Pedro Soto Tapia, fallecido en 1996.
Pedro Soto Tapia, fallecido en 1996.

Hace 18 años en esta misma fecha, había un manto de incertidumbre respecto del paradero de Pedro Soto Tapia, el conscripto del entonces Regimiento Yungay de San Felipe que a mediados de diciembre había desaparecido, tras salir de su casa en dirección a la unidad castrense, donde estaba cumpliendo la última etapa de su servicio militar.

Como se recuerda, en marzo de 1996 fueron encontrados los restos del soldado, iniciándose una investigación que tuvo una serie de hitos, como la detención de otros conscriptos, declaraciones de supuestos testigos claves y cuestionamientos al alto mando del Regimiento, que derivaron finalmente en que la justicia cerrara el caso, resolviendo que la muerte de Pedro correspondía a un suicidio.

Este lunes, en Radio Bío Bío, el ex-detective Edgardo Molina, quien estuvo vinculado al caso tras ser dado de baja, aseguró manejar nuevos antecedentes sobre el deceso de Soto Tapia, los que plasmará en el libro que está próximo a publicar y que se llama ‘Entre Placas y Bayonetas’, con el que busca reabrir el caso que fue cerrado y caratulado como suicidio.

Para la inmensa mayoría, era imposible que Soto Tapia se suicidara, sobre todo porque el cuerpo apareció desmembrado, solo con algunas partes y tras peritajes que no fueron considerados en la investigación, sus huesos habrían sido fracturados por torsión y posteriormente raspados con un elemento filoso.

Así lo recuerda Edgardo Molina, quien asegura que las inconsistencias en la investigación partieron desde el primer día del hallazgo de las osamentas, donde se cometieron varios errores graves de procedimiento. Por ejemplo no se realizó fijación del sitio del suceso, ni planimétrica ni fotográfica, y es más, se levantó la evidencia sin mayor control o custodia y se trasladaron al cuartel policial.

Eso dice Molina, está incluido en el proceso, pero al parecer fue desestimado, así como tampoco se consideraron los antecedentes que entregó una perito del Servicio médico Legal ni el Labocar de Carabineros, por razones que aún son desconocidas.

«En la muerte del señor Soto hubo intervención de terceras personas. La muerte se debía a una anemia aguda, provocada por el corte de una arteria importante, que puede ser perfectamente la carótida, es más, el peritaje realizado por Labocar de Carabineros, indica que los huesos fueron fracturados por torsión, cosa que ningún animal puede hacer», señaló Molina.

Como se recuerda, Molina fue desvinculado de la Institución, pero reconoce que llevó una investigación paralela extraoficial, y con los mismos antecedentes que obran en el proceso, desarrolló una hipótesis distinta. En una campaña del regimiento, el Soldado Soto Tapia habría sido víctima de agresiones sodomíticas y para asegurar su silencio, fue asesinado por integrantes del Ejército.

«En la campaña que hubo en San Francisco de Los Andes, efectivamente hubo una acción sodomítica en contra del soldado Soto Tapia, porque había una red de homosexuales, en ese tiempo en el Regimiento Yungay. Hubo integrantes de planta del regimiento, que eran homosexuales», manifestó Edgardo Molina.

Cabe consignar que la historia y todos los antecedentes de esa ‘investigación secundaria’, están plasmados en un libro que el ex-policía espera publicar.

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