Hace casi cuarenta años, ‘Don Miguel’ Ricardo Juri Juri sufriría su primer infarto al corazón. Toda una vida como deportista junto al vigor y fortaleza que siempre le acompañaron, le ayudarían a superar ese primer evento. Las estadísticas eran terribles: solo un 20% de las víctimas sobrevivía; ello, sin considerar que por aquel entonces el hospital de San Felipe ni siquiera contaba con un desfibrilador para hacer frente a una falla cardíaca (hoy los hay hasta en las ambulancias).
No sería esa la primera vez que nosotros, sus hijos, lo veríamos en una sala UCI, conectado a tubos, máquinas y mangueras que lo mantendrían con vida, hasta que su deteriorado corazón recuperara la fuerza para permitirle seguir respirando. Fueron al menos tres eventos serios en que estuvo muerto por breves lapsos de tiempo, el último de los cuales, incluso, por largos cinco minutos, donde solo la porfía del Dr. Luis Foncea lo traería de regreso del insondable mundo del más allá. Para muchos, aquello fue sencillamente un milagro.
Como sea, ese primer infarto colocó a ‘Don Miguel’ por primera vez frente a la muerte, lo que le llevó a meditar sobre lo que sería y deseaba para su último adiós: un funeral sencillo, tal como era él en vida; una ceremonia prácticamente privada, sin discursos ni alabanzas de personas que hablarían maravillas del ‘finado’, de sus virtudes y de lo bueno que era en la vida, bonitas pero innecesarias palabras que no se corresponderían con la verdad, pues él, como cualquiera, también tenía defectos, pero de ellos nadie hablaría. Hasta ese punto llegó su compromiso con la Verdad, valor superior que siempre defendió y que nos inculcó respetar y hacerlo parte de nuestras vidas, constituyendo la esencia de Diario El Trabajo.
A pesar que estábamos decididos a cumplir esa última voluntad, manifestada hace casi 40 años, la verdad es que fallamos en el último momento. Su muerte se registró a las 15,30 horas del domingo 18 de diciembre, y aunque intentamos mantenerlo en reserva, en menos de 30 minutos los teléfonos comenzaron a sonar insistentemente, preguntando si era verdad que ‘Don Miguel’ había fallecido. Ya no sería posible tener una ceremonia privada, pues eran miles de personas, ligadas a las más diversas esferas de nuestro fértil valle, las que conocían, apreciaban y respetaban a nuestro padre, a quien siempre llamaron ‘Don Miguel’ con cariño y respeto.
Cuando un adulto mayor fallece, los que llegan a despedirlo suelen ser muy pocos, pues muchos de sus amigos ya han partido. En esta ocasión y pese a lo infernal del día, fueron varios cientos de personas, grandes y poderosos, humildes y modestos, los que llegaron a dar el último adiós. Luego una larga caravana de vehículos recorrería algunas calles de la ciudad, pasando frente a su casa y frente al edificio de Diario El Trabajo en calle Salinas.
Ya en el Cementerio Parque de Almendral, y atendiendo solo en parte el deseo de nuestro padre, hubo espacio para dos discursos, el primero del Alcalde Patricio Freire que concurrió a despedirlo, tanto en su calidad de amigo personal como de edil de la ciudad, por ser Miguel Ricardo Juri Juri declarado Hijo Ilustre de San Felipe el año 1997, durante la gestión del exalcalde Jaime Amar que también estaba presente en el lugar. Después la intervención de Manuel Valdés, Director del programa radial Deportes en la (radio) Aconcagua, quien se refirió a la labor desarrollada por Miguel Juri como relator deportivo, fundador del programa y como su profesor y guía en el mundo del periodismo deportivo.
A menudo a las personas que detentan un cargo relevante, que son poderosos, millonarios o muy importantes, se les antepone el título de ‘Don’ a su nombre de pila. Nuestro padre fue siempre un hombre sencillo, austero, sin ínfulas de grandeza; su modestia y sencillez fueron parte de su carácter, unido a un exquisito sentido del humor y el respeto que profesaba a todos, sin importar credo ni condición económica, social o cultural. Ello le valió que le la gente le llamara ‘Don’, no por ser un hombre importante, propietario del único diario de la provincia de San Felipe, sino porque su forma de ser le valió ese honor, ganado con el cariño y respeto que supo despertar en todos quienes le conocieron. Es precisamente esto lo que nos lleva a estar tranquilos, pues nuestro padre nos despierta profunda admiración y el legítimo orgullo de ser sus hijos.
Marco A. Juri

EL JOVEN RICARDO.- Así lucía este periodista sanfelipeño cuando apenas tenía 20 años.

EL JOVEN RICARDO.- Así lucía este periodista sanfelipeño cuando apenas tenía 20 años.

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Hace casi cuarenta años, ‘Don Miguel’ Ricardo Juri Juri sufriría su primer infarto al corazón. Toda una vida como deportista junto al vigor y fortaleza que siempre le acompañaron, le ayudarían a superar ese primer evento. Las estadísticas eran terribles: solo un 20% de las víctimas sobrevivía; ello, sin...