Denuncian feroz golpiza de guardia de seguridad a reponedor del Santa Isabel

Personal administrativo del Supermercado Santa Isabel se excusó de entregar una versión de los hechos, aduciendo que no estaban autorizados para ello.

Una feroz golpiza habría sufrido el domingo 13 de mayo, Washington Zegers Miranda, quien se desempeñaba como reponedor en el Supermercado Santa Isabel ubicado en avenida Yungay, por parte de un guardia de este establecimiento, quien lo habría acusado de robo.

El hecho habría ocurrido el Día de la Madre, alrededor de las 22 horas, en momentos en que Zegers se retiraba de su trabajo, cuando un guardia apodado ‘El Poeta’, señaló que el agredido estaba sacando algún producto desde el supermercado en su bolsillo.

“El guardia me registró en el bolsillo, me bajó los pantalones, todo, ahí mismo en el baño, en presencia del jefe Ricardo Toro”.

Washington Zegers denuncia haber sido atacado por uno de los guardias del Supermercado Santa Isabel, quien lo acusó de sacar productos cuando terminaba su jornada laboral el Día de la Madre.

La golpiza habría ocurrido en el interior del baño que se ubica a la salida del supermercado, y habría sido de tal magnitud que dejó inconciente a Zegers por bastante rato, por lo que no recuerda cuanto tiempo duró la situación y apenas pudo darse cuenta de la presencia de Carabineros.

Según Zegers, ésta no sería la primera situación de este tipo que protagoniza ‘El Poeta’, ya que en una oportunidad anterior habría actuado contra un menor.

Producto de la golpiza, Zegers resultó con lesiones en su cuello y en el tórax, las que no constató inmediatamente, sino que horas después en el hospital de Putaendo.

“No me llevaron a constatar lesiones, no fui, ese fue mi error creo yo, porque después me llevó un hermano a Putaendo a constatar lesiones, y tenía varias lesiones en el cuello”.

El procedimiento normalmente se realiza en una sala que se ubica cerca de la salida del supermercado por calle Tocornal, hasta donde se traslada a la gente que es sorprendida sacando cosas de local comercial, pero esta vez la situación se desarrolló en el interior del baño, donde no existirían cámaras de vigilancia.

Además hace unos días Zegers fue informado que estaba despedido, por lo que el lunes recién pasado debía acercarse a buscar un documento donde se informaba esa situación, el que todavía no se le entrega.

El afectado señala ser una persona tranquila, que debe tomar medicamentos para la presión arterial y que ha sufrido un infarto cerebral en el año 2008 y un derrame cerebral el 2010.

Situación reiterada

Luis Vega, dirigente de uno de los sindicatos que existen al interior del local comercial, calificó la situación como grave y reiterada en el tiempo.

“En septiembre del año 2011 ya le informamos a la empresa de situaciones similares de este guardia, que agrede a la gente, las amenaza que las va a cargar para que la echen, a una trabajadora de una empresa externa de aseo también la acusó de robo, él la allanó, que solamente puede hacerlo Carabineros o Investigaciones, él la allanó, le tocó hasta sus partes íntimas buscando cosas que supuestamente había robado y no tenía nada, pero siguió acusándola de robo. Nosotros lo denunciamos a la empresa, lamentablemente la empresa no hizo nada porque según el gerente del local, dice que él hace bien su trabajo y sigue trabajando”.

Según señala el dirigente, el guardia sigue con sus prácticas de amenazar a los trabajadores, y ahora la situación fue más grave, ya que se registró una agresión contra este reponedor.

“No podemos decir si él robó o no, eso no es asunto nuestro, lo que sí no podemos permitir que una persona sea agredida, y más grave aún que había un jefe presente, que al no hacer nada, él pasa a ser cómplice de esta agresión. Tenemos testigos, cartas de trabajadores, que denuncian agresiones o malos tratos de este guardia, y él sigue en el local trabajando normalmente”, sostuvo Vega.

Diario El Trabajo se trasladó hasta el supermercado Santa Isabel para conocer la versión del supermercado, tomando en cuenta que el guardia es parte de una empresa externa, y luego de esperar por largos minutos para que algún funcionario entregara una declaración, uno de los administrativos, que se excusó de dar su nombre y cargo, señaló que no estaban autorizados para entregar declaraciones.