El día martes 10 de octubre dimos a conocer en nuestro titular de portada, la muerte de dos personas a causa de un voraz incendio que se produjo en la toma Yevide, oportunidad en la que además una tercera persona, Mauricio Velardes Cejas, de 31 años de edad, resultó con graves quemaduras y permanece hospitalizado con riesgo vital.

El día de ayer conversamos con la pareja de Mauricio, Elizabeth Martínez Cáceres, quien nos contó que él todavía sigue en el hospital, «está delicado, no avanza, tiene el 42% quemado de su cuerpo, está en terapia intensiva aún», señala.

¿Qué dicen los médicos?

– Que hay que esperar… sólo esperar que reaccione, que sus heridas no se infecten. Sólo dicen eso.

¿Puede conversar con él o está inconsciente?

– Está sedado, no despierta.

¿Qué esperanza tiene usted?

– Que va a reaccionar, va a sobrevivir.

Respecto al siniestro, Elizabeth recuerda que ese día las dos muchachas fallecidas salieron a las siete y media de la tarde, quedando ella y su pareja solos en la casa. A eso de la una y media de la madrugada se fueron a acostar y se quedaron dormidos. «Yo estaba resfriada me tomé un ibuprofeno y me friccioné con alcohol y nos dormimos. Yo no sentí llegar a estas muchachas, a la una y media no llegaron, no sé a qué hora llegaron. Yo estaba durmiendo en la cama  cuando mi pareja me despierta asustado. Yo no me puse zapatos, nada, salí con uno de un lado tratando de abrir la puerta, pero como tenía reja y se abría con llave no podíamos salir. Estábamos en la puerta yo y Mauricio, y volví a mi pieza a buscar mis llaves para abrir. Una muchacha de afuera me dice ‘¡yo voy a abrir!’ y me quita la llave, al querer abrir la llave la habían roto en la puerta y no podíamos salir, y yo como el fuego ya lo tenía aquí (nos muestra con sus manos en el cuerpo) estábamos en la puerta y la reja no la podíamos abrir porque trataban de afuera de sacar la reja, pero no se podía. Ya en un momento había bajado las manos, resignada que me iba a quemar ahí».

¿Qué se iba a quemar viva ahí?

– Sí, ya me había quedado, si me colgué.

¿Su pareja qué hacía?

– Estaban todos tratando de salir.

Cuenta que la casa contaba de dos habitaciones, en la otra pieza vivían las dos «y nosotros en la otra», señala.

¿Ellas no alcanzaron a salir?

– Estaban en la puerta entonces yo no entiendo por qué no salieron. Una me acuerdo que del baño escuchaba su voz que decía «Yoci, no veo», pero yo no entiendo por qué no salía del cuarto, era un tipo departamentito, estaba todo ahí, no era alejado. Desde afuera nos decían ¡Salgan por ahí! Hicieron un hueco al lado de puerta. Yo vi eso y salí, pensé que ellas iban a salir detrás de mí o no sé qué pasó. Cuando yo salgo, corro, al reaccionar, tomar un poco de consciencia, me paro a buscar a Mauricio y resulta que recién estaba corriendo de la casa, del fuego, cuando viene él y me abraza, lo toco y ya tenía los brazos quemados.

¿Casi la mitad del cuerpo quemado?

– Sí, sus manos, brazos. Empezó a gritar del dolor porque estaba quemado. Al verle a él más me tuve que calmar para que él se pueda calmar igual. La gente estaba más concentrada en apagar y como al ver que no nos iban ayudar ahí, yo corrí con mi pareja, «nos vamos», le dije y fuimos a la casa de mi prima que vivían más ahí. Golpeamos la puerta, mi prima estaba durmiendo, golpeamos y ella pensó que nosotros estábamos discutiendo, no sé a esa hora,  cuando sale y nos ve así empieza a llorar, le dije «llama a la ambulancia». Empezaron a llamar ambulancia, bomberos, todo, pero tardaron en llegar. Mi pareja gritaba del dolor, me dijo «sácame la polera», y yo se la saqué porque estaba en su cuerpo todavía, luego llegó la ambulancia, lo trasladaron a él en una y en la otra a mí, nos llevaron al hospital San Camilo.

¿Cuándo se entera que murieron sus amigas?

– Nos estaban curando y como él era más grave se lo llevaron a pabellón y a mí me hicieron exámenes, me sacaron sangre y todo y llegaron los PDI por sus chaquetas, a tomar declaración, les conté cómo había pasado todo el siniestro y me dijeron (que habían muerto). Yo les pregunté «¿las dos chicas?». Me dijeron «no sabemos porque nos vinimos directo a tomar tu declaración, ahora vamos a ir». De ahí no sabíamos hasta cuando a las dos horas y media, un poco más, volvieron y me dijeron «¿tienes algo más que aportar?». Yo les dije que no, que todo lo que le había contado era lo que sabían y ahí me dicen «te informamos que las dos muchachas fallecieron, no pudieron salir».

¿Las conocía?

– Sí, un año aproximadamente.

¿Ustedes trabajan, qué hacían ellas?

– Trabajamos en el campo, temporeras.

¿Cómo se llamaban ellas?

– Flor María Villarroel y Jocelyn Araceli Mamani.

¿La casa se quemó completa?

– Prácticamente yo me quedé sin nada, incluso la ropa que tengo me la están prestando.

¿Alguien les podría ayudar, aceptaría ayuda usted?

– Claro, lo que sea porque yo no voy a poder trabajar no sé cuándo, yendo al hospital a verlo. Su mamá llegó igual de lejos, nos están alojando en la misma toma, en una pieza los tres.

¿Ustedes vienen de Bolivia por nuevos horizontes?

– Sí, así es.

¿Podemos publicar su teléfono en el diario si alguien le quiere ayudar, le parece?, porque usted ahora está pasando penurias.

– Claro, todavía estoy sin poder creer lo que pasó.

¿Como familia necesitan ayuda?, porque ahora está con su suegra.

– Sí, con la mamá y la tía.

También conversamos con Sabina Cejas Cejas, madre de Mauricio, quien nos contó que «a mi hijo lo encontré en un estado muy crítico y sigue en ese estado. Está en la UCI todavía, no tiene ningún pronóstico, como puede terminarse, como puede salir de esto, tienen que esperar hasta que él pueda evolucionar y llevarlo a Santiago, al hospital de quemados, entonces la otra odisea es para mí, mi familia porque yo estoy aquí sola, acompañada de mi hermana, pero ella ya se marcha porque tiene en Bolivia su familia, entonces yo me quedo aquí pues desamparada totalmente por la comunidad boliviana, por los gobiernos bolivianos que no hace nada por nosotros y me siento muy desamparada. Vengo de otro país a ver a mi hijo, y en lo económico lo estoy pasando muy mal al no poder hacer nada por mi hijo. Si esta noticia llega a mi país, por favor señor gobierno de Bolivia, señor Arce Catacora, ayúdenos a esta familia que ha venido a emigrar a un país vecino, a ganar un dinerito para poder solventar a su hijo en especial, yo hablo de mi hijo y también de las dos fallecidas y la novia de mi hijo, entonces por ganar unos cuantos centavos uno para poder solventar la familia hemos venido aquí tan lejos, y este accidente ha pasado en tan mala hora. Señor gobierno como siempre le pido que por favor ¡Ayúdenos! No quiero que nos dé un montón de dinero, pero por lo menos para poder hacer algo o solventarnos con la economía y también pido a la comunidad boliviana que se pongan la mano al pecho, pero para las cuatro familias, no uno no más, sólo lucrarse con el dinero que pocos compatriotas bolivianos están apoyando. Ese dinero debe venir para todos porque necesitamos para estadía en especial de los fallecidos, para repatriarlos y para las personas que van a quedar en la UCI, para la estadía de mi persona y de su pareja porque la señorita no cuenta con nada absolutamente. No quedó su ropa, cama, nada de nada, ahora ella está apoyada en mí y también yo la estoy apoyando a lo que podemos esperar y justamente la precaria condición estamos viviendo porque no tenemos.

¿Dónde están viviendo?

– En la Toma de San Felipe, en una vivienda donde están justamente alquilando, una amistad de mi hijo, pues nos tienen en una camita estamos durmiendo dos personas y en los pasajes se nos está yendo en pocos días y a mí me toca quedarme no sé cuánto tiempo porque mi hijo no evoluciona. Necesito para deslizarme el pasaje, la comida, estadía; no necesito ropa, pero sí por caridad, si alguien se ofrece con nosotros, bienvenido será.

¿Pero por ejemplo necesitan dinero?

– Económicamente más que todo para deslizarnos, pagar nuestra pieza y para poder ir y venir en coche. El pasaje nos sale dos-tres pasajes al día, pues nos sale un montón, entonces eso es donde no tenemos.

¿Si un lector lee esta nota, en qué les puede ayudar o tomar contacto?

– Sí, le voy a dejar mi número para que me puedan contactar, darme su solidaridad o apoyarme, no importa, todo va a servir, bienvenido, económico o moral también porque en este momento hasta el ánimo ayuda a uno mismo.

Para la gente que desee ayudar, acá le dejamos los celulares +56 9 5140 8174 y 9 5165 1262.

Mauricio Velardes Cejas, de 31 años de edad,  sufrió graves quemaduras por el incendio.

Mauricio Velardes Cejas, de 31 años de edad, sufrió graves quemaduras por el incendio.

De izquierda a derecha Elizabeth, pareja de Mauricio, y Sabina Cejas, su madre.

De izquierda a derecha Elizabeth, pareja de Mauricio, y Sabina Cejas, su madre.

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