Este es Francisco, a sus dos años no habla, no camina y según el diagnóstico médico, nunca lo podrá hacer.

  • Imagínese la angustia de una madre al ver cómo su pequeño hijo lucha para mover sus ojitos y así poder pedir un poco de leche. Esta es una historia real que nos ofrece la oportunidad de aplicar nuestra sensibilidad positivamente en beneficio de alguien que nunca lo podrá pagar.

Sylvia Vergara – svergara@eltrabajo.cl

Muy desesperada se encuentra Maritza Rojas, madre del pequeño de dos años Francisco Guajardo, quien prácticamente desde que nació se encuentra postrado en su cama. Francisco nació prematuramente el año 2009, al ser un bebé prematuro quedó hospitalizado en el Hospital San Camilo. En ese lugar, como lo señala su madre, se habría contagiado de influenza, la H1N1, según le habrían confirmado más tarde en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, lo que lo dejó con un daño cerebral severo que no le permite moverse, hablar, ni valerse por sí mismo, a lo que se suma que está conectado a un ventilador artificial que lo ayuda a vivir.

POSIBLE EMPEORAMIENTO

El viernes pasado, Francisco y su madre visitaron la Teletón en busca de nueva ayuda para el pequeño, lugar donde a Maritza le dijeron que el niño no sólo sufría de un daño neurológico, sino que de una parálisis cerebral severa, la que no tiene recuperación, por lo que siempre dependerá de otra persona.

Maritza está pidiendo una pensión que le permita solventar los gastos del pequeño, ya que el sueldo del padre no es suficiente para enfrentar esta situación.

Incluso el diagnóstico señala que es posible un empeoramiento de la condición física de Francisco, ya que el hecho de no tener una cama adecuada podría generarle escoliosis, a lo que se suma la falta de una silla de ruedas para poder movilizarlo.

El daño generado cuando pequeño le produjo que ahora tenga que alimentarse a través de una sonda que contiene un ‘botón’ en su estómago por el cual se alimenta, el que es sumamente caro para esta familia que depende del jefe de hogar que gana 250 mil pesos al mes, los que se les hacen insuficientes para costear todas las necesidades del pequeño Francisco.

La historia se remonta al año 2009 cuando el niño quedó hospitalizado en San Felipe luego de nacer en forma prematura. Cuando le faltaban dos días para que se fuera de Alta a su casa, su madre lo encontró con fiebre, comunicándole esa situación al médico a cargo del niño, el Doctor Araya, quien no habría tomado en cuenta la preocupación de Maritza.

OCULTARON ENFERMEDAD

“Hablé con el doctor y me dijo que Francisco estaba muy ofuscado, por eso estaba así, pero yo, el instinto de mamá le tomé la temperatura y tenía 38 y al rato se la tomé y tenía casi 40, entonces ahí empezamos con el tema, le dije ‘doctor, Francisco no está bien’, y le tomó una radiografía y me dijo: ‘Váyase a la casa no más’. Al cabo de unas horas llegué al hospital, a las dos de la tarde, Francisco estaba intubado entero, con ventilador, nunca me dijeron que había sido la H1N1”, sostiene Maritza.

Sin embargo, a esas alturas el pequeño ya estaba recibiendo dosis de medicamento para contrarrestar esa enfermedad, según relata Maritza, a pesar que los exámenes todavía no confirmaban la presencia del virus.

Lo que más molesta aún a esta madre, es que fue recién en el Hospital Clínico de la Universidad Católica donde le confirmaron este tipo de influenza. En ese lugar permaneció internado por siete meses, tiempo durante el cual lo desahuciaron y le dijeron que quedaría en estado vegetal, sin embargo finalmente sobrevivió.

CLAMA POR AYUDA

Luego tuvo un intento fallido de realizar su rehabilitación en la Clínica Los Coihues, ya que su precario estado de salud, que se veía agravado por un daño cerebral gravísimo, le imposibilitaba realizar ejercicio físico.

Estos dos años han significado un costo emocional muy grande para la familia, pero sobre todo económico, ya que los gastos suman y suman.

“Ha sido un costo económico porque Francisco requiere de alimentación especial, todo lo que Francisco come es especial, no es como lo que come uno. Francisco sólo en leche se gasta más de 90 mil pesos y no recibimos ayuda de nadie”.

Ante esta situación, Maritza está pidiendo ayuda para poder optar a alguna pensión para el pequeño, que les permita solventar los gastos, que todos los años se irán incrementando.

“Lo que yo quiero para Francisco es que me ayuden a conseguir una pensión, en la Municipalidad está aprobada una pensión, pero no la dan porque dicen que el Per Cápita es muy alto, entonces busco que me ayuden a conseguir una pensión básica. Francisco depende 100% de lo que yo haga, no habla, no camina, nunca lo va a poder hacer, él siempre va a ser 100% dependiente de mi, él ‘menea’ sus ojitos y uno reconoce lo que quiere. Me siento mal porque he hecho todo lo que he podido, pero el medio no me abre las puertas para poder darle a mi hijo lo que necesita”, explicó la angustiada madre.

https://i0.wp.com/eltrabajo.cl/portal/wp-content/uploads/2012/03/francisco..jpg?fit=550%2C413&ssl=1https://i0.wp.com/eltrabajo.cl/portal/wp-content/uploads/2012/03/francisco..jpg?fit=200%2C150&ssl=1Diario El TrabajoComunidad
Imagínese la angustia de una madre al ver cómo su pequeño hijo lucha para mover sus ojitos y así poder pedir un poco de leche. Esta es una historia real que nos ofrece la oportunidad de aplicar nuestra sensibilidad positivamente en beneficio de alguien que nunca lo podrá pagar. Sylvia...