Hay seres humanos que viven toda una vida sólo luchando por sus anhelos y metas personales, sin mirar a los lados y apoyar a quienes eventualmente puedan necesitar una mano amiga. Hay quienes también, logran abrirse paso en el tiempo y construir su futuro, pero llevando consigo a otros en la conquista del desarrollo personal y colectivo; ayudando al necesitado cuando ha sido posible; dando esa mano amiga y el consejo oportuno, si el mismo fue aceptado. De estos últimos hoy queremos informar en Diario El Trabajo.

Se trata de la partida irreversible de dos ilustres sanfelipeños que durante toda su vida trabajaron sin detener el arado, por una parte el Odontólogo Jaime Caballero Espinoza, ejemplar personaje que fue reconocido como ‘El Dentista del pueblo’, y por otra parte el destacado comerciante Mario Augusto Reyes Lobos, quien fuera uno de los pioneros del comercio en nuestro Valle de Aconcagua, cuyo responso será hoy viernes a las 18:00 horas en la Iglesia Catedral de San Felipe, y será sepultado en el Cementerio Parque Almendral a las 19:00 horas.

JAIME CABALLERO ESPINOZA

La obra social de Jaime Caballero fue muy grande, pues en su profesión como dentista siempre pudo realizar un gran aporte en beneficio de todos los sanfelipeños. Fue parte activa de nuestra sociedad, fue miembro del Club Social San Felipe y muchas otras cosas. Este profesional de la odontología fue miembro del Club de Tenis de San Felipe desde sus 15 años hasta este sábado, cuando jugó su último partido de tenis.

Jaime Caballero tuvo dos hijas, Ana María y Constanza. Fue dentista de Carabineros, en donde también realizaba campañas sociales para auxiliar a los aconcagüinos como parte del trabajo social de los uniformados; aún hasta ayer en la tarde, varios de sus pacientes acudieron a su consultorio para ser atendidos, encontrándose con la dolorosa noticia.

El prestigio que este médico heredó a la profesión de los dentistas, sin duda alguna que seguirá siendo honrada por sus colegas y amigos, quienes vieron en su accionar un ejemplo de honradez, profesionalismo y entrega total en su vocación, muy propia de quien llegó a ser ‘El Dentista del pueblo’, muriendo a sus 78 años.

MARIO REYES LOBOS

Murió a sus 93 años. Mario Reyes siempre fue un hombre visionario, respaldaba sus palabras con los hechos y también muy emprendedor.

Nació el 6 de enero de 1920 y falleció este jueves en horas de la madrugada.

Fue distribuidor de cigarrillos y licores en todo el Valle de Aconcagua; declarado Ciudadano Ilustre en la década pasada; fundador del primer supermercado que existió en San Felipe (Supermercado San Antonio) y aunque llegó a ser el Presidente de la Cámara de Comercio de nuestra ciudad, dándole gran vigor al desarrollo comercial, Mario Reyes no nació en San Felipe. Vino al mundo en Los Andes, pero toda su vida la dedicó a ser un hombre libre y sin preferencias para nadie, amó la vida y ayudó a muchos en el camino de la misma, supo lograr independencia operativa en la Compañía Chilena de Tabaco, pues en su época él fue el único distribuidor del producto con una flotilla de seis camiones, enteramente de su propiedad.

Según lo comentó Erika Reyes, una de sus tres hijas, “él vivía muy enamorado de mamá, renovaron sus votos como tres veces, este 5 de enero cumplieron 54 años de casados y siempre supo tener paciencia para todos quienes le rodeamos y amamos en vida”, detalló Reyes.

En Diario El Trabajo hacemos público y efusivo nuestro doble pesar por el fallecimiento de ambos pioneros del desarrollo de nuestra provincia, sirvan nuestras palabras y el presente artículo, como bálsamo a los corazones de sus familias y amigos en vida.

Roberto González Short

rgonzalez@eltrabajo.cl

 

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