Yolanda Figueroa, madre de Sebastián.

Roberto González S. – rgonzalez@eltrabajo.cl

El dolor y sufrimiento que tocó a la puerta a un hogar sanfelipeño con el trágico suicidio de uno de sus miembros, Diego León de apenas 15 años el jueves 28 de enero de 2010, parecieran aún no terminar para la madre y hermanito del fallecido, Sebastián León, quien ese día quedó petrificado al encontrar a su hermano de 15 años, aún sufriendo los últimos estertores de la muerte, hoy continúa recibiendo castigo psicológico por un sistema educativo al que pareciera no importarle su status de ‘Estudiante con Necesidades Especiales’.

Según nuestras investigaciones, el niño Sebastián León Figueroa ha venido a convertirse en un estudiante con serios problemas de aprendizaje, aunque son dificultades que evidentemente han debido ser tratadas con mayor profesionalismo por parte de sus profesores, la verdad es que simplemente lo que recibe en respuesta a sus problemas, es el que le cierren puertas en distintas escuelas de la provincia.

Gritar y mantener conflictos con sus compañeritos de clases, así como hacer sus ‘berrinches’ en la escuela, son los argumentos que varios docentes ofrecen a Diario El Trabajo para justificar el no permitir que Sebastián reciba clases en algunos centros educativos de la Daem.

FUERTES DEPRESIONES

«Yo quiero poner una queja con los profesores de la Escuela 65 de San Felipe, ellos echaron a mi hijo del colegio por un ‘berrinche’ del niño, lo que pasó es que la profesora le tiró la colación a la basura porque estaba comiendo en clases», comentó Yolanda Figueroa, madre de Sebastián, a Diario El Trabajo.

El Director de la Escuela José Manso de Velasco, Pedro Hidalgo, muestra a Diario El Trabajo la ‘Matrícula Condicional’ firmada por Rommy Contreras, representante del Hogar de Menores y apoderada del menor.

«Yo le compro las colaciones a mi hijo gracias a 40.000 pesos que su padre me da, él está incapacitado y con ese dinero tengo también que pagar la luz y el agua (…) a mi hijo Sebastián lo expulsaron del colegio y llamaron al Internado Pablo VI para que lo fueran a retirar, porque el niño ya no pertenecía a esa escuela, a mi niño no le dieron una expulsión temporal ni nada de eso», agregó la madre del niño.

Yolanda Figueroa reconoce que a su hijo le cuesta adaptarse al mundo estudiantil, pero que lo que Sebastián sufre son las consecuencias del impacto emocional recibido hace dos años.

«En el 2010 mi otro hijo falleció, y el Sebastián sufre de una fuerte depresión y ‘berrinches’ por la muerte de su hermano (…) en la Escuela 65 ellos estaban informados de que a mi hijo debían darle sus medicamentos, pero no se los daban a la hora indicada, me siento muy mal porque el niño me perderá el año si no me ayudan con él», detalló Figueroa.

 

Diario El Trabajo registró el impactante suicidio del hermano de Sebastián en 2010, las secuelas aún hoy continúan presentes en la vida del menor.

 

ESCUELA 65

Diario El Trabajo habló con el Director de la Escuela José Manso de Velasco, Pedro Hidalgo.

– ¿Se han vulnerado los derechos del niño Sebastián León?

– «Aquí no se le han vulnerado los derechos de Sebastián, él está vulnerando los derechos de los otros niños (…) tengo tres hojas de Anotaciones llenas, ¿quién tiene tres hojas de Anotaciones en sólo dos meses? (…) la posición del colegio es que esto no es una expulsión, lo retiró el Apoderado del niño, que es la representante del Internado Pablo VI, y el niño fue retirado voluntariamente porque con él se hizo una ‘Matrícula Condicional’; el Apoderado se comprometió a que si el niño tenía mal comportamiento, lo retiraba».

– La madre de Sebastián señala que la profesora del niño le quitó y tiró a la basura su colación, ¿es cierto?

– «Sobre eso que señala la madre, de que al niño se le quitó la comida, eso es falso, si así fuera, ya Sebastián hubiese sido retirado desde mucho antes».

Según lo reportado por Hidalgo, el menor presenta un cuadro de agresividad hacia sus iguales al punto de propinar agresiones físicas a compañeros de estudio. Estos ataques registran golpes, puñetazos en el rostro de los demás y ‘zancadillas’ a las niñas. Sobre este asunto, nuestro medio habló con la Apoderada de Sebastián, Rommy Contreras, educadora de párvulos y Coordinadora de Educación del Internado Pablo VI en Almendral, para indagar sobre las circunstancias en que vive o sobrevive el menor.

– ¿Por qué Sebastián ya no está estudiando en esta escuela?

– «Por los problemas conductuales que tiene Sebastián, el Director de la Escuela José Manso de Velasco solicitó el retiro del niño de forma voluntaria para que fuese llevado a otro colegio y que tuviese ahí una mejor atención».

– ¿Es la primera vez que esto ocurre?

– «Es un peregrinar de escuela en escuela lo que se vive con Sebastián, es un niño que tiene una Resolución del Ministerio de Educación a raíz de su problemática de índole intelectual, nos hemos encontrado con que no hay cupos para que sea atendido adecuadamente».

– ¿Han atendido bien a Sebastián con lo de sus medicamentos?

– «A él lo sacan de la escuela por una seguidilla de rabietas, creo que es falta de estrategias de los profesores con respecto a las conductas de Sebastián (…) es un niño a quien no se le administró el medicamento que correspondía tomar a la una de la tarde, eso hace que el niño no esté compensado, que se frustra con mucha facilidad y agrede a los demás compañeros».

– ¿Qué le han respondido a usted las instituciones de Educación?

– «En la Dirección Provincial de Educación, han estado monitoreando para saber cómo voy con este asunto, pero en ningún momento se han hecho cargo del problema, ellos no han buscado ni propiciado que algún Director de escuela nos atienda de forma oportuna y rápida, todo es muy burocrático».

– ¿Qué participación ha tenido el Daem con este caso?

– «En el Daem es lo mismo, solamente nos han sugerido en qué colegio podría haber cupo (…) finalmente fuimos a varios lugares pero con resultados negativos».

Según nos indicó Rommy, los Proyectos de Integración son una modalidad que no siempre satisface las necesidades que pueda tener cada escuela con los niños.

Al cierre de nuestra Edición, Diario El Trabajo supo que ya se estaba gestionando, por parte del Pablo VI, la eventual incorporación del niño Sebastián a una escuela de la provincia.

Lejos de encontrar ‘culpables’ en el ‘Vía crucis’ que vive Sebastián, nuestro medio pretende hacer un llamado a las autoridades que tienen las herramientas para ayudarlo, pero que, hasta el momento, sólo han preferido la vía menos complicada y han cerrado las puertas a un ser humano que lucha intensamente por ser auxiliado con el amor y la dedicación indicada.

 

OPINIÓN: Un poquito de amor ayudaría

El caso de Sebastián -y el de su familia- no puede dejar a nadie indiferente.

Un pequeño e inocente niño de 7 años fue de la noche a la mañana sacudido por un terrible episodio que marcaría para siempre su vida: presenció a su hermano de 15 años colgando de una cuerda, sin vida.

Desde ese momento la vida de Sebastián se fue literalmente por el caño. No solo perdió a su hermano, también perdió a su familia, ya que sus padres se separaron a raíz del mismo trágico y devastador suceso, pues inevitablemente se recriminaron uno a otro por la muerte del adolescente.

Ya sin padres, el destino le guardaba aún más sorpresas.

Su madre, sumida en la depresión, descuidó a su hijo, no sabemos en qué grado, pero no faltó el ‘buen vecino’ que la denunció, por lo que un tribunal (ya sabemos que la Justicia es ciega) entregó un solemne pero lapidario dictamen: entréguese el niño al cuidado de un hogar de menores. No es por menospreciar los hogares de menores, ¿pero a quién le cabe en la cabeza que pueden reemplazar a un hogar, a una madre?

Así que a los 7 años de edad, cuando deberías estar sin ninguna otra preocupación que jugar y disfrutar de la vida, de una plumada el destino te deja sin hermano, sin padres y sin el calor de tu hogar, y un funcionario a quien ni siquiera conoces decide que debes irte a vivir a una institución donde no conoces a nadie…

La realidad de Sebastián es tremenda, supera a la ficción, pues la vida que le ha tocado vivir es dura, dolorosa, y recién tiene 9 años…

Pero por si todo lo anterior fuera poco, además debe lidiar con profesores que no son capaces de darle sus medicamentos que le ayudan a sobrellevar este tremendo dolor que aplastaría a cualquier adulto; con directores que no entienden, que no comprenden que está lleno de odio y rabia, pero por razones más que justificadas; gente que abrazó la carrera del Magisterio, pero que son incapaces de mirar al que está a su lado, sufriendo una vida de agonía, y solo ven al niño problema del que quieren deshacerse a como dé lugar.

Pues bien, desde esta tribuna, yo que no soy profesor, les digo que ese niño -y todos los niños en edad escolar- solo necesita un poquito de amor, de cariño y comprensión, y el cambio llegará por añadidura. En sus manos está el destino de un ser humano, si se convierte en delincuente o ciudadano, será obra de ustedes…

¿Qué pasará con Sebastián?

Desde el cielo los Dioses miran y meditan, pero ellos no pueden hacer mucho, los que tienen el poder están aquí, en la tierra.

Marco Antonio Juri

Periodista

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