Abogado Leonardo Recabarren Cabrera, experto en el tema:
Hace algunas semanas figuró como noticia principal en nuestra portada, el caso de una madre que denunció una golpiza propinada a su hija, una niña de 12 años de edad que cursa su educación básica en un liceo de nuestra ciudad, a quien compañeras de estudios la golpearon sin compasión. Esa noticia y otras similares a lo largo de todo el país en centros educativos, es lo que nos llevó a consultar a un experto en este tipo de conductas violentas entre niños y adolescentes.
HABLA EL EXPERTO
Nos referimos al profesor con Magíster en Educación, mención Currículum y Evaluación, Leonardo Recabarren Cabrera, abogado con un Máster en Derecho Penal y Garantías Constitucionales, y Magister en Derecho, Familia e Intervención Familiar, además es mediador escolar reconocido o en registro de la Superintendencia de Educación, quien cuenta con once años de experiencia en aulas tanto de Básica como educación Media.
– Háblenos sobre cuál es la situación actual en cuanto a la violencia infantil y juvenil en nuestros colegios privados y públicos.
– Lo que pasa es que la violencia escolar producida por niños y adolescente en la institución escolar, no es el mismo fenómeno que la violencia que las personas podrían ver fuera, solamente que un adulto que realiza un acto cierto y que a partir de ese acto requiere una sanción y las sanciones son pocas. ¿Y la puerta giratoria? La institución escolar es una institución, es compleja, ¿por qué?, porque su función es educar y no en principio resolver problemáticas de violencia. Sin embargo, las escuelas son el reflejo de la sociedad, por lo tanto cuando uno ve una escuela con problemas de violencia, lo que se está viendo es el efecto o las características sociales que se están reflejando en la escuela y los colegios desde la sociedad, y no estábamos preparados para eso. ¿Por qué no están preparados para eso?, porque las escuelas son en sí instituciones que tienen características bien especiales que en los últimos 200 años no habían cambiado. Lo que pasa es que las escuelas son creadas para mantener un orden, construyen formas organizativas para mantener ese orden. Entonces, hoy día, si tenemos una sociedad violenta, vamos a tener una escuela donde se produzcan situaciones violentas, ¿por qué? porque lo que hace la escuela es tratar de resolver la violencia que viene desde afuera. Eso es muy importante.
– ¿Cómo se organizan estas peleas escolares, hay algún patrón en común?
– Un ejemplo cuando uno ve la imagen de la televisión, cierto estudiante en los colegios que se organizan para pelear, y hay un árbitro, ellos están apostando alrededor y están todos grabando.
– Antes cuando éramos niños vivíamos esa violencia y no había tanto alboroto, ¿por qué ahora se convirtió en un problema casi mundial?
– Antes era una violencia permitida. Muchos profesores golpeaban a sus estudiantes y los padres permitían que eso ocurriera, es decir, la ley aquí en Chile teníamos la dictadura en ese periodo, pero también existía antes de la dictadura.
– ¿Ha sido buena alguna vez este tipo de violencia?
– Ni la sociedad ni la escuela nunca enseñaron y nunca hizo aprender a resolver los conflictos por la vía pacífica a través de medios pacíficos, de resolución de conflicto. Entonces, cuando nos damos cuenta por alguna razón extraña, que un profesor golpea a un niño no es algo bueno, o que un padre golpea a un niño no es algo bueno y nunca ha sido algo bueno, ni en el 1900, ni en el 1950 en el 2020, pero lo aceptábamos hace 50 años atrás, cuando nos damos cuenta de eso, hay que mover algunos elementos.
– ¿Qué soluciones se pueden implementar para contrarrestar esta violencia en los colegios?
– Hay soluciones, yo lo que veo es que hay dos situaciones que se pueden dar una o seguimos validando la violencia como una forma de resolver las cosas desde los estratos más altos, proyectado hasta el más bajo. Me refiero alto, me refiero a la institución pública, y lo más bajo, como a nosotros, que debemos cumplir con eso, o empezamos a observar que hay una forma de resolver los conflictos con el entorno, por ejemplo, con la naturaleza, con los animales. Fíjese que hemos ido avanzando en eso, en mejorar esa relación.
– ¿Las cárceles y penas a la delincuencia, resuelve estos problemas de violencia?
– Yo creo que la mano dura tiene que ser en otro sentido, porque en Chile, aunque la gente no lo crea, existen normas, estamos llenos de cárceles y las cárceles están llenas de detenidos porque dicen que hay puerta giratoria y aun habiendo puerta giratoria están llenas las cárceles. ¿Por qué? Porque la norma no soluciona el problema, lo único que soluciona el problema es la conciencia. Es decir, que los estudiantes sepan que cuando toman una acción voluntaria de golpear a otro, eso tiene un efecto y el padre tiene que tener claro que esa situación produce un efecto y ese efecto es material, psicológico, incluso pecuniario, porque el padre debe responder con pecuniario de valor, porque eso significa que yo debo resarcir el daño, nosotros debemos aprender a resarcir el daño. Y si aprendemos que nuestros actos implican un daño y ese daño debe ser resarcido, es decir, debe ser reparado, tenemos que entender también que hay daños que son reparables y daños que no son reparables. El daño psicológico solamente sabe el sujeto si lo repara. Por lo tanto, si no repara cualquiera de esos daños, efectivamente debe recibir una sanción. Pero el papá, el hijo o el apoderado y el estudiante deben entender que deben responder por ese daño, porque hay una víctima.
Roberto González Short