Estas son gran parte de las cabritas ‘pololas’ de Lorenzo, estos domésticos animalitos producen leche y queso a cambio de ser bien alimentadas, la alegría de tratarlas…es gratis.

  • Conozca a ‘Lorenzo’, el chivo que pololea con 130 cabritas; a un burrito llamado ‘El Tiuque’ y una familia de sanfelipeños dispuesta a ver la vida con el cristal de la pureza espiritual y sencillez campesina.

Roberto González Short – rgonzalez@eltrabajo.cl

Seguros estamos que cada vez que usted abre la llave del agua en su casa de habitación o lugar de trabajo, no medita ni un segundo de lo afortunado que es, al poder tener el preciado líquido con sólo un movimiento de su muñeca, sin embargo Diario El Trabajo visitó; luego de varios kilómetros adentro del fundo Los Graneros de San Felipe, a una familia completa que vive en una humilde casita que no cuenta con electricidad, Internet, teléfono ni agua potable.

Los gansos aventureros se van todo el día a recorrer la parcela, en la tarde hay que esperarlos para que busquen su casa.

Se trata de una granja llena de vida, animalitos y una paz pocas veces encontrada, Claudio Ramos y su esposa Angélica Tapia, se encargan de atender a unas 140 cabritas, decenas de gansos y muchas gallinas, trabajan la tierra y viven alejados del ruidoso mundo de la ciudad.

“Nosotros encontramos nuestra felicidad en estas desoladas parcelas del fundo, después de muchos años de trabajar para diferentes patrones y aprender mucho sobre el trabajo agrícola, me asocié con un hermano mío y vendimos unas yeguas que teníamos, compramos muchas cabritas y lo demás fue llegando de a poco”, explicó serenamente Claudio Ramos a Diario El Trabajo.

Según pudo comprobar nuestro medio, Claudio con su esposa Angélica y sus dos hijos, usan el agua que sacan de un pequeño pero cristalino riachuelo, con la misma logran cocinar, lavar sus ropas, asear la casa y atender a los animales de la granja.

Mientras usted en casa sólo gira la llave, Claudio Ramos y su familia tienen que ingeniárselas para sacar agua desde un riachuelo.

“Ahora sólo yo saco agua en baldes, pues mi esposa está embarazada, aunque no tenemos servicios eléctricos provenientes de la ciudad, si contamos con un generador para acceder a la luz eléctrica, nuestro modelo de vida es sano, nuestros hijos crecen sin violencia ni adicciones, de seguro que vamos por buen camino”, agregó Ramos.

ODIABA A LAS CABRAS

Angélica por su parte, confesó a Diario El Trabajo las dificultades que tuvo para aceptar una vida integrada a la naturaleza y con responsabilidades mayúsculas en con su rol de granjera.

¿Cómo se convirtió usted en ‘granjera’?

“Vivíamos en Nuevo Algarrobal, hace algunos años mi esposo salió a buscar trabajo, por un tiempo logró trabajar en un cerro, luego cuando se asoció con su hermano, hicieron esta granja, yo odiaba a estas cabras, no soportaba el olor de ellas, sin embargo al final, agarré a mis guaguas y me vine con mi esposo, ahora digo que nunca me alejaría de nuestras cabritas, somos felices aquí, ellas me lengüetean, juegan conmigo y los niños”.

Angélica tiene casi seis meses de embarazo, ella sigue; sin las comodidades que casi todos tenemos, al frente de los quehaceres domésticos como esposa, madre, mujer y granjera.

¿Es fácil trabajar con tantas cabras?

“Bueno, con las cabras es una divertida experiencia, ellas nos dan leche, queso y muchos momentos de alegría, el chivo y pololo de todas estas 130 cabritas se llama ‘Lorenzo’, él es el encargado de preñarlas a todas cuando sea necesario, es fácil manejarlas, pues todas siguen a Lorenzo”.

¿Qué otros animales tienen en esta granja?

“Contamos también con más de 20 gansos, ellos salen en la mañana a recorrer los estanques naturales de nuestra parcela, que son varias hectáreas y regresan ya en la noche, nunca duermen afuera”.

¿Producen algo estos animales para el consumo humano?

“Las gallinas ponen pocos huevos en invierno, parece que el frío las desanima a poner, pero normalmente tenemos una buena cantidad para nuestro consumo”.

¿Con qué sueñan sus hijos?

Nuestra familia crece unida, sana y con muchas ganas de conservar lo que tenemos, mi hija al menos, sueña con llevarnos a México algún día; con ser una gran profesional y también con colmarnos de comodidades cuando ella gane mucho dinero”.

Según nos comentó Claudio Ramos, él está gestionando con Indap y Prodesal, para posiblemente comprar unas 40 cabritas lecheras y poder aumentar la producción de queso y leche, pues hasta el momento apenas logra sacar unos diez kilos de queso, cuando hay buena producción.

 

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Conozca a ‘Lorenzo’, el chivo que pololea con 130 cabritas; a un burrito llamado ‘El Tiuque’ y una familia de sanfelipeños dispuesta a ver la vida con el cristal de la pureza espiritual y sencillez campesina. Roberto González Short - rgonzalez@eltrabajo.cl Seguros estamos que cada vez que usted abre la llave...